Carles Guillot, que perdió un ojo en 2001 presuntamente por una pelota de goma de los Mossos d'Esquadra, ha presentado una demanda contra el Estado español ante el Tribunal de Estrasburgo, tras agotar todas las instancias de la justicia española, por vulneración de su derecho a la integridad física y a un proceso justo y sin dilaciones. Relacionada: Stop Bales de Goma lleva el caso de Carles Guillot al Tribunal de Estrasburgo
La primera victoria, la grande, de Mikel Iribarren Pinillos ocurrió a finales de diciembre de 1991, cuando salió del coma y empezó a recuperar la movilidad después de que un bote de humo le destrozara media cabeza. El jueves 8 de enero de 2009 logró la segunda, una victoria que es colectiva y que atribuye sobre todo a tres personas: «A mi madre y mi hermana, que siempre han estado a mi lado, y a mi abogado, José Luis Beaumont». Ellos han hecho que el caso llamado «Mikel Iribarren Pinillos contra el Reino de España» se salde con condena.
Admite que le dio una satisfacción especial saber que el castigado era todo un Estado, porque al desconocido policía que le agredió se unieron los tribunales que cerraron el caso sin culpable alguno, el ministro de Interior -Jaime Mayor Oreja- que le negó la indemnización, los medios que avalaron la insostenible versión oficial...«Que Estrasburgo les ponga los puntos sobre las íes es algo que me satisface, pero es justicia sólo en parte: a mí nadie me va a devolver la vida que me mataron, no puedo volver a los 18 años y al instituto. Y lo que ha venido después no han sido años de vacaciones: me ha tocado darme de tortas con la vida».
Iribarren tiene hoy 35 años. Explica que ya ha dejado de operarse la cara -«me he cansado»-, pero durante años debió reconstruirse a sí mismo, por fuera y por dentro. «Tuve que aprender a andar, a valerme por mí mismo. Ha habido mucho sudor y mucho sufrimiento. Me dejaron el cuerpo vuelta al aire». El impacto no sólo le hundió el cráneo y le quemó media cara, sino que le provocó incluso una pequeña pérdida de masa encefálica: «Desde entonces tengo epilepsia», explica.
A Iribarren le quitaron parte de su juventud, pero no la alegría de vivir, ni el humor. Se expresa como un torrente. Antes también era un «guindilla». Hasta que llegó aquella madrugada del 15 de diciembre. Han pasado diecisiete años, pero sigue preguntándose por qué: «Supongo que tenía el pelo largo, vaqueros, cazadora vaquera... pinta de borroka, vamos». Salía de Alde Zaharra tras tomar unos potes, y en las inmediaciones de la iglesia de San Lorenzo se topó con una docena de uniformados. No recuerda nada, lógicamente, porque estuvo casi un mes en coma. Un testigo narró que el bote de humo fue disparado a bocajarro, a dos metros, y que el joven «cayó al suelo como una bola. Los policías le sacudieron luego el pelo con la mano, y la ropa para apagar algo que se quemaba». La Cruz Roja llegó a los diez minutos; tras llevar a Mikel al hospital, tuvieron que ventilar la ambulancia por el fuerte olor a quemado y a humo. Los médicos de la UVI definieron el golpe como «horrible». Pero Mikel sobrevivió, contra todo pronóstico. Y hoy, hasta bromea con ello: «Quisieron matarme, pero con un chicarrón de la Rotxapea no se acaba tan fácil. Puedo decir que salí fortalecido».
Es inevitable preguntarle si todavía espera ver algún día la cara de quien le disparó, o conocer su nombre. Mueve la cabeza de un lado a otro: «No, es imposible. Supongo que estará condecorado y en el destino que haya pedido: en Chipiona, en Jaén, donde sea. Pero si es persona humana, la conciencia le tiene que estar recomiendo». Es otro de los motivos de satisfacción que le provoca esta sentencia. El viernes, tras difundirse en todos los medios, muchos vecinos del barrio le felicitaron. Suele contar que «al conocerme, siempre hay alguna señora mayor que me dice: `Majo, ¿cómo te hiciste eso, con la moto o con el coche?'. Yo les digo: `Pues no, señora, esto me lo hizo la Policía'». Ahora, todo un Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha puesto por escrito para quien no quiera o no se lo pueda creer.
Aunque los hechos eran evidentes y la demanda ya pasó el filtro de la admisión a trámite hace tiempo, ni él ni su abogado querían echar las campanas al vuelo. Mikel Iribarren detalla que sabía que había habido una condena similar en Turquía en favor de un manifestante herido de bala por la Policía, «pero no me hacía ilusiones porque es más fácil condenar al Estado turco que al español». El jueves a las 11.00 supo por fin que el esfuerzo había valido la pena, y no ha sido fácil: «Han sido muchos años de tribunal en tribunal, todos se pasaban la pelota. Ha habido un sufrimiento moral, y también económico. Pero al final cada uno encuentra la horma de su zapato. Ha tenido que venir Europa a ponerles las pilas».
Al igual que no sólo ha sido condenado un policía, sino un Estado entero, las consecuencias tampoco se limitan a los 170.000 euros que recibirá, sino que Mikel se felicita de que el caso «creará jurisprudencia». Parece muy improbable que Madrid pueda recurrir. «Esto hace historia, porque soy el primer agredido por el que ha sido condenado el Estado español. Ahora, lo que hace falta es que se lo piensen a la hora de soltarle la mano a alguien como me lo hicieron a mí, sea en la calle o en las comisarías», añade.
Las instituciones navarras se han desentendido siempre de este caso, como del resto de agresiones policiales. HB intentó que se debatiera en el Pleno de Iruñea el 26 de diciembre de 1991. PSN y UPN lo impidieron, y su veto desencadenó una importante trifulca entre los concejales. Los independentistas -con el recientemente fallecido José Ramón Aranguren a la cabeza- dejaron la sala y la sesión se suspendió. «No tenéis vergüenza», espetó a UPN y PSOE el abertzale Fernando Biurrun. «Pero nosotros tenemos las manos limpias», le replicaron los concejales del PSOE, el partido que en ese momento dirigía el Gobierno español y, por tanto, las FSE. Estrasburgo no lo tiene tan claro.
En todo el trámite judicial, el Estado español ha intentado alegar que Mikel Iribarren participaba en enfrentamientos con la Policía y que por tanto fue él quien se puso en situación de riesgo. Esta ha sido su línea de defensa pese a que testigos remarcaron que en la zona no había incidentes a aquella hora y a pesar de la evidencia contradictoria de que el joven nunca fue llevado a los tribunales por ello. Pero mirando la hemeroteca se observa que en el primer momento la versión oficial fue otra y que intentó negar lo innegable: que la lesión había sido provocada por el impacto de un bote de humo lanzado a bocajarro.
Desde la Delegación del Gobierno en Nafarroa se calificó como «poco probable» este hecho. Las FSE argumentaron que estos proyectiles habían sido modificados para aumentar su seguridad después del conocido caso de la muerte de un obrero tras un desalojo con botes de humo en Reinosa (Cantabria) en 1987. Dijeron que se habían patentado nuevos botes que tenían siempre una trayectoria en parábola y que se disolvían en el aire, de modo que no podían haber provocado un hundimiento de cráneo a Iribarren. Afirmaron además que no ardían, por lo que no podían atribuírseles las quemaduras que devoraron el rostro del joven. Buena parte de los medios dio pábulo a esta tesis e insinuó que Iribarren podía haber sido víctima... de un cóctel molotov. Pese al tiempo transcurrido, Mikel todavía se indigna al recordarlo: «¿En qué cabeza cabe que yo me iba a tirar un cóctel molotov a mí mismo y destrozarme la cara? ¿Y qué iba a hacer yo, que era un `pibito' de 18 años con un cóctel molotov frente a todo un hombre con un casco y armado hasta los dientes?».
La defensa tuvo que forzar una prueba pericial consistente en lanzar botes de humo a cabezas de cerdos sacrificados previamente para consumo humano. Desde entonces, la juez ya no tuvo dudas de que ésa era la causa. Y entonces se improvisaron otras versiones falsas.
La primera victoria, la grande, de Mikel Iribarren Pinillos ocurrió a finales de diciembre de 1991, cuando salió del coma y empezó a recuperar la movilidad después de que un bote de humo le destrozara media cabeza. El jueves 8 de enero de 2009 logró la segunda, una victoria que es colectiva y que atribuye sobre todo a tres personas: «A mi madre y mi hermana, que siempre han estado a mi lado, y a mi abogado, José Luis Beaumont». Ellos han hecho que el caso llamado «Mikel Iribarren Pinillos contra el Reino de España» se salde con condena.
Admite que le dio una satisfacción especial saber que el castigado era todo un Estado, porque al desconocido policía que le agredió se unieron los tribunales que cerraron el caso sin culpable alguno, el ministro de Interior -Jaime Mayor Oreja- que le negó la indemnización, los medios que avalaron la insostenible versión oficial...«Que Estrasburgo les ponga los puntos sobre las íes es algo que me satisface, pero es justicia sólo en parte: a mí nadie me va a devolver la vida que me mataron, no puedo volver a los 18 años y al instituto. Y lo que ha venido después no han sido años de vacaciones: me ha tocado darme de tortas con la vida».
Iribarren tiene hoy 35 años. Explica que ya ha dejado de operarse la cara -«me he cansado»-, pero durante años debió reconstruirse a sí mismo, por fuera y por dentro. «Tuve que aprender a andar, a valerme por mí mismo. Ha habido mucho sudor y mucho sufrimiento. Me dejaron el cuerpo vuelta al aire». El impacto no sólo le hundió el cráneo y le quemó media cara, sino que le provocó incluso una pequeña pérdida de masa encefálica: «Desde entonces tengo epilepsia», explica.
A Iribarren le quitaron parte de su juventud, pero no la alegría de vivir, ni el humor. Se expresa como un torrente. Antes también era un «guindilla». Hasta que llegó aquella madrugada del 15 de diciembre. Han pasado diecisiete años, pero sigue preguntándose por qué: «Supongo que tenía el pelo largo, vaqueros, cazadora vaquera... pinta de borroka, vamos». Salía de Alde Zaharra tras tomar unos potes, y en las inmediaciones de la iglesia de San Lorenzo se topó con una docena de uniformados. No recuerda nada, lógicamente, porque estuvo casi un mes en coma. Un testigo narró que el bote de humo fue disparado a bocajarro, a dos metros, y que el joven «cayó al suelo como una bola. Los policías le sacudieron luego el pelo con la mano, y la ropa para apagar algo que se quemaba». La Cruz Roja llegó a los diez minutos; tras llevar a Mikel al hospital, tuvieron que ventilar la ambulancia por el fuerte olor a quemado y a humo. Los médicos de la UVI definieron el golpe como «horrible». Pero Mikel sobrevivió, contra todo pronóstico. Y hoy, hasta bromea con ello: «Quisieron matarme, pero con un chicarrón de la Rotxapea no se acaba tan fácil. Puedo decir que salí fortalecido».
Es inevitable preguntarle si todavía espera ver algún día la cara de quien le disparó, o conocer su nombre. Mueve la cabeza de un lado a otro: «No, es imposible. Supongo que estará condecorado y en el destino que haya pedido: en Chipiona, en Jaén, donde sea. Pero si es persona humana, la conciencia le tiene que estar recomiendo». Es otro de los motivos de satisfacción que le provoca esta sentencia. El viernes, tras difundirse en todos los medios, muchos vecinos del barrio le felicitaron. Suele contar que «al conocerme, siempre hay alguna señora mayor que me dice: `Majo, ¿cómo te hiciste eso, con la moto o con el coche?'. Yo les digo: `Pues no, señora, esto me lo hizo la Policía'». Ahora, todo un Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha puesto por escrito para quien no quiera o no se lo pueda creer.
Aunque los hechos eran evidentes y la demanda ya pasó el filtro de la admisión a trámite hace tiempo, ni él ni su abogado querían echar las campanas al vuelo. Mikel Iribarren detalla que sabía que había habido una condena similar en Turquía en favor de un manifestante herido de bala por la Policía, «pero no me hacía ilusiones porque es más fácil condenar al Estado turco que al español». El jueves a las 11.00 supo por fin que el esfuerzo había valido la pena, y no ha sido fácil: «Han sido muchos años de tribunal en tribunal, todos se pasaban la pelota. Ha habido un sufrimiento moral, y también económico. Pero al final cada uno encuentra la horma de su zapato. Ha tenido que venir Europa a ponerles las pilas».
Al igual que no sólo ha sido condenado un policía, sino un Estado entero, las consecuencias tampoco se limitan a los 170.000 euros que recibirá, sino que Mikel se felicita de que el caso «creará jurisprudencia». Parece muy improbable que Madrid pueda recurrir. «Esto hace historia, porque soy el primer agredido por el que ha sido condenado el Estado español. Ahora, lo que hace falta es que se lo piensen a la hora de soltarle la mano a alguien como me lo hicieron a mí, sea en la calle o en las comisarías», añade.
Las instituciones navarras se han desentendido siempre de este caso, como del resto de agresiones policiales. HB intentó que se debatiera en el Pleno de Iruñea el 26 de diciembre de 1991. PSN y UPN lo impidieron, y su veto desencadenó una importante trifulca entre los concejales. Los independentistas -con el recientemente fallecido José Ramón Aranguren a la cabeza- dejaron la sala y la sesión se suspendió. «No tenéis vergüenza», espetó a UPN y PSOE el abertzale Fernando Biurrun. «Pero nosotros tenemos las manos limpias», le replicaron los concejales del PSOE, el partido que en ese momento dirigía el Gobierno español y, por tanto, las FSE. Estrasburgo no lo tiene tan claro.
En todo el trámite judicial, el Estado español ha intentado alegar que Mikel Iribarren participaba en enfrentamientos con la Policía y que por tanto fue él quien se puso en situación de riesgo. Esta ha sido su línea de defensa pese a que testigos remarcaron que en la zona no había incidentes a aquella hora y a pesar de la evidencia contradictoria de que el joven nunca fue llevado a los tribunales por ello. Pero mirando la hemeroteca se observa que en el primer momento la versión oficial fue otra y que intentó negar lo innegable: que la lesión había sido provocada por el impacto de un bote de humo lanzado a bocajarro.
Desde la Delegación del Gobierno en Nafarroa se calificó como «poco probable» este hecho. Las FSE argumentaron que estos proyectiles habían sido modificados para aumentar su seguridad después del conocido caso de la muerte de un obrero tras un desalojo con botes de humo en Reinosa (Cantabria) en 1987. Dijeron que se habían patentado nuevos botes que tenían siempre una trayectoria en parábola y que se disolvían en el aire, de modo que no podían haber provocado un hundimiento de cráneo a Iribarren. Afirmaron además que no ardían, por lo que no podían atribuírseles las quemaduras que devoraron el rostro del joven. Buena parte de los medios dio pábulo a esta tesis e insinuó que Iribarren podía haber sido víctima... de un cóctel molotov. Pese al tiempo transcurrido, Mikel todavía se indigna al recordarlo: «¿En qué cabeza cabe que yo me iba a tirar un cóctel molotov a mí mismo y destrozarme la cara? ¿Y qué iba a hacer yo, que era un `pibito' de 18 años con un cóctel molotov frente a todo un hombre con un casco y armado hasta los dientes?».
La defensa tuvo que forzar una prueba pericial consistente en lanzar botes de humo a cabezas de cerdos sacrificados previamente para consumo humano. Desde entonces, la juez ya no tuvo dudas de que ésa era la causa. Y entonces se improvisaron otras versiones falsas.
#5 condenar al estado es no condenar a nadie.
El policía ha salido impune.
Los mandos han salido impunes.
Los jueces han salido impunes.
Los responsables políticos han salido impunes.
A ver si hay suerte y se puede acabar con esta lacra.
Es curioso que sean tan estrictos con los ciudadanos, pero luego ellos no se apliquen el mismo criterio (lo que yo a veces llamo de forma irónica como "#Código_mosso") y que en el caso de robar, podría consistir, por ejemplo en cortar las manos.
Porque luego se justifican diciendo "es que había uno quemando contenedores", vale... ¿Y cuánto daño económico producen los robos de CiU? ¿Porqué no se aplican ellos las mismas balas de goma?
El estado español no tiene nada que ver con los Mossos, no se puede pedir responsabilidades a aquellos que no las tienen.Los Mossos dependen de la Generalitat con lo cual...
Las indemnizaciones las deberían descontar del sueldo del cargo de la Policía o el cuerpo de seguridad que hubiese estado en ese momento. Si las paga el estado las pagamos todos, como ya hicimos con la propia arma y el sueldo del agente sin cerebro. Mucha suerte igualmente!
Sin justificar el hecho del accidente por la perdida de ojo de estas víctimas que lo han sufrido, y que no se lo desearía a nadie, me gustaría saber, aquellos que criticáis a la policía, las cuales, "las herramientas de trabajo que tienen" son las que dota el gobierno ya sea autonómico o estatal, que tipo de herramienta tendrían que utilizar para dispersar una manifestación violenta sin ningún tipo de daño colateral? Por otra parte, si en una empresa, te facilita un tipo de material para trabajar, y de ello provocas o te provocas una lesión, ya sea por el estado de esa herramienta, o porque no es la mas adecuada, para ese trabajo, que culpa tiene el trabajador, y que culpa tiene la empresa? Vuelvo a repetir.... un impacto de una pelota de goma, disparada con una escopeta, del calibre 12mm, directamente en la cara, la muerte por impacto es mas que segura, por lo tanto estamos hablando de rebotes causada por la pelota en cuestión. Por lo tanto, aquí quien es responsable del hecho? De la empresa que proporciona este material sabiendo sus posible efectos, o el trabajador, que haciendo uso de ese material, y cumpliendo ordenes directas, puede provocar una lesión, ya que estamos hablando de material antidisturbios y no de flores, y como la palabra dice, es para repeler disturbios, y puede ocasionar lesiones........ Quien tiene la responsabilidad?
0# "presuntamente por una pelota "
La gente no pierde los ojos de forma natural dejate de ser politicamente correcto anda.
Le quitaron un ojo unos animales.
#18 Ahora nadie la tiro, nadie la ordeno, nadie sabe nada, con lo fácil que es escuchar a la gente, dialogar y evitar que tengan que manifestarse o si hay que hacerlo no provocar situaciones violentas ni por los manifestantes y menos por los profesionales.
Eso es lo que habrá que hacer. Teniendo en cuenta que la justicia en españistán está totalmente vendida al gobierno, ir a Europa y que juzguen objetivamente. Aunque luego saldrán estos fenómenos, con la Espe a la cabeza, diciendo que Europa es ETA...
#10 Será paranoia mia, pero a las víctimas de la policía nunca se las nombra como víctimas de la policía.
Iñigo Cabacas no murió a manos de la policía, murió a causa de una pelota de goma. Y si encuentras un titular que no mencione a la pelota me como mis palabras.
O yo me excedo o el resto es muy consecuente con la manera de informar de los mass medias. Quizás lo asumas como normal, pero a lo mejor no deberías.
Comentarios
La historia se repite una y otra vez:
La lucha de Mikel Iribarren 1991-2009
La primera victoria, la grande, de Mikel Iribarren Pinillos ocurrió a finales de diciembre de 1991, cuando salió del coma y empezó a recuperar la movilidad después de que un bote de humo le destrozara media cabeza. El jueves 8 de enero de 2009 logró la segunda, una victoria que es colectiva y que atribuye sobre todo a tres personas: «A mi madre y mi hermana, que siempre han estado a mi lado, y a mi abogado, José Luis Beaumont». Ellos han hecho que el caso llamado «Mikel Iribarren Pinillos contra el Reino de España» se salde con condena.
Admite que le dio una satisfacción especial saber que el castigado era todo un Estado, porque al desconocido policía que le agredió se unieron los tribunales que cerraron el caso sin culpable alguno, el ministro de Interior -Jaime Mayor Oreja- que le negó la indemnización, los medios que avalaron la insostenible versión oficial...«Que Estrasburgo les ponga los puntos sobre las íes es algo que me satisface, pero es justicia sólo en parte: a mí nadie me va a devolver la vida que me mataron, no puedo volver a los 18 años y al instituto. Y lo que ha venido después no han sido años de vacaciones: me ha tocado darme de tortas con la vida».
Iribarren tiene hoy 35 años. Explica que ya ha dejado de operarse la cara -«me he cansado»-, pero durante años debió reconstruirse a sí mismo, por fuera y por dentro. «Tuve que aprender a andar, a valerme por mí mismo. Ha habido mucho sudor y mucho sufrimiento. Me dejaron el cuerpo vuelta al aire». El impacto no sólo le hundió el cráneo y le quemó media cara, sino que le provocó incluso una pequeña pérdida de masa encefálica: «Desde entonces tengo epilepsia», explica.
A Iribarren le quitaron parte de su juventud, pero no la alegría de vivir, ni el humor. Se expresa como un torrente. Antes también era un «guindilla». Hasta que llegó aquella madrugada del 15 de diciembre. Han pasado diecisiete años, pero sigue preguntándose por qué: «Supongo que tenía el pelo largo, vaqueros, cazadora vaquera... pinta de borroka, vamos». Salía de Alde Zaharra tras tomar unos potes, y en las inmediaciones de la iglesia de San Lorenzo se topó con una docena de uniformados. No recuerda nada, lógicamente, porque estuvo casi un mes en coma. Un testigo narró que el bote de humo fue disparado a bocajarro, a dos metros, y que el joven «cayó al suelo como una bola. Los policías le sacudieron luego el pelo con la mano, y la ropa para apagar algo que se quemaba». La Cruz Roja llegó a los diez minutos; tras llevar a Mikel al hospital, tuvieron que ventilar la ambulancia por el fuerte olor a quemado y a humo. Los médicos de la UVI definieron el golpe como «horrible». Pero Mikel sobrevivió, contra todo pronóstico. Y hoy, hasta bromea con ello: «Quisieron matarme, pero con un chicarrón de la Rotxapea no se acaba tan fácil. Puedo decir que salí fortalecido».
Es inevitable preguntarle si todavía espera ver algún día la cara de quien le disparó, o conocer su nombre. Mueve la cabeza de un lado a otro: «No, es imposible. Supongo que estará condecorado y en el destino que haya pedido: en Chipiona, en Jaén, donde sea. Pero si es persona humana, la conciencia le tiene que estar recomiendo». Es otro de los motivos de satisfacción que le provoca esta sentencia. El viernes, tras difundirse en todos los medios, muchos vecinos del barrio le felicitaron. Suele contar que «al conocerme, siempre hay alguna señora mayor que me dice: `Majo, ¿cómo te hiciste eso, con la moto o con el coche?'. Yo les digo: `Pues no, señora, esto me lo hizo la Policía'». Ahora, todo un Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha puesto por escrito para quien no quiera o no se lo pueda creer.
Aunque los hechos eran evidentes y la demanda ya pasó el filtro de la admisión a trámite hace tiempo, ni él ni su abogado querían echar las campanas al vuelo. Mikel Iribarren detalla que sabía que había habido una condena similar en Turquía en favor de un manifestante herido de bala por la Policía, «pero no me hacía ilusiones porque es más fácil condenar al Estado turco que al español». El jueves a las 11.00 supo por fin que el esfuerzo había valido la pena, y no ha sido fácil: «Han sido muchos años de tribunal en tribunal, todos se pasaban la pelota. Ha habido un sufrimiento moral, y también económico. Pero al final cada uno encuentra la horma de su zapato. Ha tenido que venir Europa a ponerles las pilas».
Al igual que no sólo ha sido condenado un policía, sino un Estado entero, las consecuencias tampoco se limitan a los 170.000 euros que recibirá, sino que Mikel se felicita de que el caso «creará jurisprudencia». Parece muy improbable que Madrid pueda recurrir. «Esto hace historia, porque soy el primer agredido por el que ha sido condenado el Estado español. Ahora, lo que hace falta es que se lo piensen a la hora de soltarle la mano a alguien como me lo hicieron a mí, sea en la calle o en las comisarías», añade.
Las instituciones navarras se han desentendido siempre de este caso, como del resto de agresiones policiales. HB intentó que se debatiera en el Pleno de Iruñea el 26 de diciembre de 1991. PSN y UPN lo impidieron, y su veto desencadenó una importante trifulca entre los concejales. Los independentistas -con el recientemente fallecido José Ramón Aranguren a la cabeza- dejaron la sala y la sesión se suspendió. «No tenéis vergüenza», espetó a UPN y PSOE el abertzale Fernando Biurrun. «Pero nosotros tenemos las manos limpias», le replicaron los concejales del PSOE, el partido que en ese momento dirigía el Gobierno español y, por tanto, las FSE. Estrasburgo no lo tiene tan claro.
En todo el trámite judicial, el Estado español ha intentado alegar que Mikel Iribarren participaba en enfrentamientos con la Policía y que por tanto fue él quien se puso en situación de riesgo. Esta ha sido su línea de defensa pese a que testigos remarcaron que en la zona no había incidentes a aquella hora y a pesar de la evidencia contradictoria de que el joven nunca fue llevado a los tribunales por ello. Pero mirando la hemeroteca se observa que en el primer momento la versión oficial fue otra y que intentó negar lo innegable: que la lesión había sido provocada por el impacto de un bote de humo lanzado a bocajarro.
Desde la Delegación del Gobierno en Nafarroa se calificó como «poco probable» este hecho. Las FSE argumentaron que estos proyectiles habían sido modificados para aumentar su seguridad después del conocido caso de la muerte de un obrero tras un desalojo con botes de humo en Reinosa (Cantabria) en 1987. Dijeron que se habían patentado nuevos botes que tenían siempre una trayectoria en parábola y que se disolvían en el aire, de modo que no podían haber provocado un hundimiento de cráneo a Iribarren. Afirmaron además que no ardían, por lo que no podían atribuírseles las quemaduras que devoraron el rostro del joven. Buena parte de los medios dio pábulo a esta tesis e insinuó que Iribarren podía haber sido víctima... de un cóctel molotov. Pese al tiempo transcurrido, Mikel todavía se indigna al recordarlo: «¿En qué cabeza cabe que yo me iba a tirar un cóctel molotov a mí mismo y destrozarme la cara? ¿Y qué iba a hacer yo, que era un `pibito' de 18 años con un cóctel molotov frente a todo un hombre con un casco y armado hasta los dientes?».
La defensa tuvo que forzar una prueba pericial consistente en lanzar botes de humo a cabezas de cerdos sacrificados previamente para consumo humano. Desde entonces, la juez ya no tuvo dudas de que ésa era la causa. Y entonces se improvisaron otras versiones falsas.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78835
Europa castiga la agresión al joven Mikel Iribarren y los 17 años de impunidad
http://gara.naiz.info/paperezkoa/20090109/115435/es/Europa-castiga-agresion-joven-Mikel-Iribarren--17-anos-impunidad
azotito, multita, y a seguir con esta práctica criminal como bien recuerdailhun en #5
#5 condenar al estado es no condenar a nadie.
El policía ha salido impune.
Los mandos han salido impunes.
Los jueces han salido impunes.
Los responsables políticos han salido impunes.
#14 me gustaría que el me ha votado negativo me explicara cual es la condena para el policía, el mando, el juez y el político.
¿Van a ir a la cárcel? NO
¿Van a ser inhabilitados? NO
¿Van a tener que pagar multas? NO
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diagonalperiodico.net#2 Y dale con perder...
En la relacionada que pongo en la entradilla se avisaba de la intención de presentar la demanda. Mi envío habla de la presentación finalmente.
A ver si hay suerte y se puede acabar con esta lacra.
Es curioso que sean tan estrictos con los ciudadanos, pero luego ellos no se apliquen el mismo criterio (lo que yo a veces llamo de forma irónica como "#Código_mosso") y que en el caso de robar, podría consistir, por ejemplo en cortar las manos.
Porque luego se justifican diciendo "es que había uno quemando contenedores", vale... ¿Y cuánto daño económico producen los robos de CiU? ¿Porqué no se aplican ellos las mismas balas de goma?
#13 Si yo hubiera redactado el titular pondria: Victima de la puta policía debe salir del país para conseguir algo de justicia.
(entenderas por que no soy periodista)
Tiene todo mi apoyo.
El estado español no tiene nada que ver con los Mossos, no se puede pedir responsabilidades a aquellos que no las tienen.Los Mossos dependen de la Generalitat con lo cual...
Iñigo Cabacas fue asesinado con una pelota de "goma".
Las indemnizaciones las deberían descontar del sueldo del cargo de la Policía o el cuerpo de seguridad que hubiese estado en ese momento. Si las paga el estado las pagamos todos, como ya hicimos con la propia arma y el sueldo del agente sin cerebro. Mucha suerte igualmente!
Sin justificar el hecho del accidente por la perdida de ojo de estas víctimas que lo han sufrido, y que no se lo desearía a nadie, me gustaría saber, aquellos que criticáis a la policía, las cuales, "las herramientas de trabajo que tienen" son las que dota el gobierno ya sea autonómico o estatal, que tipo de herramienta tendrían que utilizar para dispersar una manifestación violenta sin ningún tipo de daño colateral? Por otra parte, si en una empresa, te facilita un tipo de material para trabajar, y de ello provocas o te provocas una lesión, ya sea por el estado de esa herramienta, o porque no es la mas adecuada, para ese trabajo, que culpa tiene el trabajador, y que culpa tiene la empresa? Vuelvo a repetir.... un impacto de una pelota de goma, disparada con una escopeta, del calibre 12mm, directamente en la cara, la muerte por impacto es mas que segura, por lo tanto estamos hablando de rebotes causada por la pelota en cuestión. Por lo tanto, aquí quien es responsable del hecho? De la empresa que proporciona este material sabiendo sus posible efectos, o el trabajador, que haciendo uso de ese material, y cumpliendo ordenes directas, puede provocar una lesión, ya que estamos hablando de material antidisturbios y no de flores, y como la palabra dice, es para repeler disturbios, y puede ocasionar lesiones........ Quien tiene la responsabilidad?
Errónea, no fueron los mossos, fue la policíia nacional:
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/hombre-perdio-ojo-pelota-goma-2512829
http://www.vilaweb.cat/noticia/4134362/20130717/bales-goma-estrasburg.html
Por si alguien quiere contribuir en la causa:
http://goteo.org/project/les-bales-de-goma-a-estrasburg
Todavía no han cubierto todos los gastos (están al 84%), así que cualquier ayuda será más que bienvenida.
0# "presuntamente por una pelota "
La gente no pierde los ojos de forma natural dejate de ser politicamente correcto anda.
Le quitaron un ojo unos animales.
De pelotas nada, BALAS de goma.
#18 Ahora nadie la tiro, nadie la ordeno, nadie sabe nada, con lo fácil que es escuchar a la gente, dialogar y evitar que tengan que manifestarse o si hay que hacerlo no provocar situaciones violentas ni por los manifestantes y menos por los profesionales.
Toda la suerte del mundo, Carles.
A POR ELLOS OOOOOOEEEEEE A POR ELLOSSSSS OOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEERR!!!!!!!!!!!!!!!
lo de las pelotas de goma es de juzgado de guardia...
Eso es lo que habrá que hacer. Teniendo en cuenta que la justicia en españistán está totalmente vendida al gobierno, ir a Europa y que juzguen objetivamente. Aunque luego saldrán estos fenómenos, con la Espe a la cabeza, diciendo que Europa es ETA...
La reacción del tribunal de Estrasburgo ---->
Una víctima de pelota de goma
¿Y si le hubiesen pegado un tiro sería víctima de una bala?
Esto ya es de traca. Sin palabras para el periodismo lacayo. Que puto asco.
#7 ves fantasmas donde no los hay, te pongo algunos ejemplos de uso común:
1. Herido de bala
2. Victima de armas biológicas
3. victima de un golpe de calor
Es habitual esa construcción lingüística y creo que entra dentro del uso normal y común del lenguaje informativo.
#10 Será paranoia mia, pero a las víctimas de la policía nunca se las nombra como víctimas de la policía.
Iñigo Cabacas no murió a manos de la policía, murió a causa de una pelota de goma. Y si encuentras un titular que no mencione a la pelota me como mis palabras.
O yo me excedo o el resto es muy consecuente con la manera de informar de los mass medias. Quizás lo asumas como normal, pero a lo mejor no deberías.