Hace 3 años | Por --588378-- a eldiario.es
Publicado hace 3 años por --588378-- a eldiario.es

Decidir quién era mejor profeta, si Orwell o Huxley, se ha convertido en un lugar común desde que Michel Houellebecq planteó el debate en Las partículas elementales. ¿Qué distopía ha triunfado? ¿En qué infierno vivimos, en el de la ultravigilancia de 1984 o en el de la estupidez de Un mundo feliz? Es un debate que para los lectores de Philip K. Dick está superado desde hace mucho tiempo: es la estupidez la que ha construido la peor distopía paranoica que nadie –salvo Dick, por supuesto– habría podido imaginar.

Comentarios

ContinuumST

"¿En qué infierno vivimos, en el de la ultravigilancia de 1984 o en el de la estupidez de Un mundo feliz? "

En el de los dos a la vez.

M

"...la ultravigilancia de 1984 o en el de la estupidez de Un mundo feliz?"

En un par de años, Idiocracia. Sólo hay que ver el auge de la extrema derecha y sus formas.

D

Meneo por la cultura literaria. Me encantan esas novelas. ¿A que no lo hubierais dicho nunca? roll

La verdad es que es una pena que lo que dice la noticia no pueda ser cambiado por nadie del gobierno actual, como la ley mordaza y esas cosas, que pena .

"Tras la publicación de la Ley Orgánica 13/2015, de 5 de octubre, de modificación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para el fortalecimiento de las garantías procesales y la regulación de las medidas de investigación tecnológica, las fuerzas policiales que investigan ciberdelitos pueden acceder, pero solo con autorización judicial, a todos los contenidos digitales alojados en nuestros dispositivos electrónicos."

D

No se puede revertir esta situación, desengáñense. La única forma de vivir en la aldea global es asumiendo que vivimos efectivamente en una aldea global: una aldea donde todo el mundo nos conoce. Y donde paradójicamente, tenemos muchas más garantías de privacidad frente al Estado que frente a las empresas tecnológicas.

D

Los bobos que odian todo lo que la tele les dice que deben odiar y denuncian desde su balcón con esa mezcla de estupidez, cobardia y envidia a todo aquel que no se plegue a los deseos del gran hermano se pueden ver cada día.

Con razón Orwell se inspiró en España