Más de 140.000 toneladas de residuos radiactivos permanecen depositadas en la fosa atlántica, a 630 kilómetros de la costa gallega, sin ser sometidas a ningún tipo de control sobre su peligrosidad. Estos vertidos, almacenados por bidones, fueron arrojados al mar a principios de los ochenta por la industria nuclear, desbordada por el ingente volumen de residuos que generaba y la falta de alternativas para deshacerse de ellos. A saber cómo están.
No a prendemos!!!!, será que hace falta un desastre para reconocer una amenaza ambiental, claro que cuando la reconocemos no es una amenaza, es un desastre y otra vez al principio
Comentarios
El Prestige del futuro. La verdad que los pro-energía nuclear no quieren afrontar: los residuos.
No a prendemos!!!!, será que hace falta un desastre para reconocer una amenaza ambiental, claro que cuando la reconocemos no es una amenaza, es un desastre y otra vez al principio