Renfe (perdón por la obsesión) como imagen de la eficiencia y modernidad de un país se supera en cada uno de mis viajes ferroviarios, que son muchos desde hace unos años. Son las nueve de la mañana y no hay aire acondicionado en la estación de Atocha. La gente, ajetreada con maletas en las que deben llevar la casa a cuestas porque si no es imposible de explicar tanto volumen.
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