La familia Nadal dejó una gran herencia en el municipio de Ontinyent, confiando su gestión al entonces obispo de Mallorca Teodor Úbeda, un progresista cercano a Tarancón. Ahora, 30 años después, todavía sigue la controversia: presionado por la Conferencia Episcopal, Úbeda dejó en manos de una empresa la gestión de la herencia. La empresa entró en quiebra y el Arzobispado se hizo cargo. Relación ligera con:
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