El barco de los armadores Fernando León y Kiko Sánchez Luna, también campeones olímpicos, recibió un fuerte golpe de mar que reventó la proa y provocó una vía de agua que fue imposible de atajar. Atribuyen el hecho a la fatiga de los materiales, a pesar que fue botado en 2007 y era solamente su segundo año de competición. No hubo desgracias personales por la rápida ayuda de otros barcos, especialmente el TAU-Andalucía, que la tripulación ha agradecido públicamente.
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