El panorama parlamentario, con el PSOE a pocos escaños de la mayoría absoluta, parecía tan idílico, que el presidente del Gobierno prefirió no gastar energías en la búsqueda de socios estables. Apoyado sobre el superávit económico, que ahora acaba de esfumarse, sobrevolaba la crisis con la impunidad de quien se siente sobrado de recursos para combatirla.
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