El profesor James Wolffsohn, de la Universidad Aston, cree que la cura para los problemas de visión a cortas y largas distancias es sustituir las lentes que la naturaleza nos ha dado por otras artificiales. Los músculos oculares apretarán estos dispositivos "ultra-flexibles" para realizar el enfoque que permitan a los pacientes observar objetos en detalle indistintamente de su proximidad, a diferencia de lo que sucede ahora con otros métodos. Está en conversaciones con distintas compañías para comercializarlas por unos 1.260€.
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