Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual movieron todos los hilos necesarios para alejar de las manos de los acreedores sus bienes más preciados: coches de lujo, fincas, inmuebles... El ex presidente de la CEOE traspasó a Aszendia, un despacho de abogados propiedad de Ángel de Cabo, un Rolls Royce valorado en medio millón de euros para salvarlo del embargo que había decretado sobre sus bienes para hacer frente a los avales personales que otorgó en los últimos meses de vida de Marsans.
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