Y ahora… ¿viene Apple y nos ofrece, por treinta céntimos, la merced de eliminar el DRM de nuestras canciones??? Ah, no, perdona, las cosas no son así. Tú estropeaste las canciones que yo compraba incorporándoles una limitación que yo no deseaba en modo alguno, ahora tú deberías pagar por arreglarlas, no yo.
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