La Presidencia belga y la Comisión Europea plantearon acabar con 30 años de negociaciones y crear una patente comunitaria trilingüe, es decir, en inglés, francés y alemán, siguiendo el modelo de la oficina de patentes europeas de Münich. Lo cierto es que para bloquear el acuerdo, España necesita el apoyo de un gran país, otro mediano y varios pequeños. En principio, Italia, Polonia y Chipre podrían jugar ese papel, pero no las tendría todas consigo.
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