Un aficionado indonesio no pudo soportar más la impotencia en la grada del Estadio Nacional de Yakarta. Tras ver con frustración que la selección de Indonesia no lograba marcar gol a Omán y que peligraba la clasificación para la fase final de la Copa de Asia, Hendri Mulyadi saltó al terreno de juego, cogió el balón en el centro del campo, y ante el estupor de las 40.000 personas que poblaban la grada, los jugadores y árbitros, corrió hasta el área rival.
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