El poco convencional cosmólogo, Max Tegmark, dice que las fórmulas matemáticas crean la realidad. Los cosmólogos no son unos pensadores corrientes, y Max Tegmark no es un cosmólogo convencional. A lo largo de su carrera, Tegmark ha realizado importantes contribuciones a problemas como la medida de la materia oscura en el cosmos y la comprensión de cómo la luz de los inicios del universo nos informa sobre modelos del Big Bang. Pero al contrario que la mayoría del resto de físicos, que se mantienen dentro de los confines de las últimas teorías ..
Comentarios
Una entrevista excepcional.
Hice una presentación sobre el espacio para el preescolar de mi hijo Alexander cuando tenía 4 años. Les enseñé videos del aterrizaje en la luna y llevé un cohete. Entonces un chico levantó su mano y dijo: “Tengo una pregunta. ¿El espacio termina o continúa para siempre?”
¿A qué edad nos cargamos esto y convertimos a los niños en ciudadanos vulgares?
> ¿Estos universos de nivel II habitan dimensiones distintas?
No, comparten el mismo espacio, pero nunca podríamos comunicarnos con ellos debido a que estamos siendo separados entre nosotros conforme el espacio se expande más rápido de lo que la luz puede viajar.
¿la teoría de cuerdas?
Quizás el documental de la serie Lo que aún no sabemos llamado "¿Somos Reales?" pueda ser de vuestro interés:
En el aparece el bueno de Max Tegmark entre otros científicos tratando el tema del "menéo" en cuestiones.
#7 Me gusta el nombre de ese documental, pero nos lleva a otra pregunta que parece simple, pero es de hondo calado. Para saber si somos reales o no, lo primero que hay que saber es que significa ser real. ¿Alguien lo sabe?
¿Se puede menear dos veces? Felicidades por el link.
Editado por el autor
Para mí las matemáticas son una "materia oscura" así que yo diría que sí.
No entiendo la frase: "Al contrario de la mayoría del resto de físicos" ¿Cuánto es eso?
#2: Más o menos cuando empiezan a ver la televisión de forma cotidiana: surge la creencia de que la solución para todo siempre es material.
Entonces llega la aceptación de la publicidad como verdad absoluta y retrocedemos al estado de ameba. De ahí hasta el féretro.