Los alpinistas enfrascados en la lucha contra la propia naturaleza, contra montañas inalcanzables para casi cualquier mortal. La subida del Annapurna, sin duda uno de los ochomiles más difíciles, el porcentaje de fallecimientos es del 40%. Merece la pena esa vida? ¿Son locos de la muerte porque se enfrentan a ella en cada ascensión? ¿O son por el contrario locos de la vida porque viven al máximo cada segundo de sus vidas?