(...) sería de un candor extremo llegar a ver un gesto gay-friendly en dos hombres (supuestamente) heteros que se saludan –como sucede a veces– llamándose el uno al otro “maricón”, “mariconazo”. Es una forma jocosa de saludarse, y lo jocoso de la situación está precisamente en que se excluye por completo la posibilidad de que cualquiera de los dos pueda ser realmente homosexual. (...) cuánto tardaría en cambiarle la cara a quien saludase así a uno de sus colegas si éste le replicase “pues sí, mira, me gustan los tíos. ¿A ti también, macho?”
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