Una veintena de hombres va cada año a la cárcel por no conceder el divorcio a sus mujeres en Israel, donde sólo el marido puede poner fin al matrimonio, de acuerdo a la milenaria ley religiosa judía que rige los enlaces en el país. Los tribunales rabínicos, que tienen el monopolio de la justicia en materia de divorcio, tratan así de forzar a los denominados "maridos recalcitrantes" a que permitan que sus mujeres empiecen una nueva vida. Mientras tanto, las mujeres son "agunot" (ancladas a su marido) y, por tanto, no pueden volver a casarse.
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