Con el respaldo de este gigantesco préstamo público, los bancos españoles competirán en el mercado internacional en mejores condiciones para obtener crédito. Y después, en teoría, podrán prestar ese dinero a las pequeñas empresas. En España, donde se paga a tres meses vista, la mayoría de las Pymes trabajan con líneas de crédito que ahora, con la crisis, se están cerrando. Si el cañonazo sale bien, y la banca cumple con su parte y abre la mano –algo que seguro se habló el lunes en Moncloa– pocas medidas podrían ser más eficaces contra la crisis
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