Dinahosting, después de proporcionarnos un servicio a todas luces deficiente (sus servidores no aguantan ni la cola de menéame) y de marear la perdiz intentando atribuir las contínuas caídas del servicio a “errores de programación en vuestras páginas”, decide cancelar nuestra cuenta. Un mes de tira y afloja con momentos absolutamente hilarantes. Dinahosting es una estafa en toda regla. Esta práctica es más común de lo que parece en empresas de hosting: ofrecen el oro y el moro a un precio asequible y luego van filtrando clientes.
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