El Vaticano ingresó en el año 2006 14 millones de euros y en 2007 tan solo 1'4 millones. "Este dinero desaparecerá, no es nada", llegó a decir el Máximo Pontífice. Pero para ello ya está Dios, cuya palabra es "estable como el cielo y más que el cielo es la realidad". Pero en la realidad todo se compra con dinero. Y eso lo saben los gestores de las arcas del Vaticano, quienes supieron de antemano anticiparse a la explosión financiera y cambiar su estrategia de inversión en oro y en efectivos líquidos.
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