Exijamos a los fabricantes de ordenadores que incluyan en España lectores de tarjetas inteligentes ya que el DNIe está en manos de miles de ciudadanos.
Hay teclados con lector de tarjetas, y también hay lectores USB, y creo que hay portatiles que también los tienen, así que no veo el problema. Es igual que con las tarjetas SD, MMC, etc... el que tiene necesidad ya tiene opciones para comprarlo o incluirlo en una nueva configuración, así que montar ruido por este tema me parece innecesario.
No sé hasta qué punto se puede llegar usando el chip del DNI, pero viendo ya cómo tratan la mayoría de usuarios con sus datos personales, y el modo irresponsable de usar sus ordenadores...
Ahí estaba yo, es decir, Alex; y mis tres drugos, Pete, Georgie y Dim. Estabamos en el Dorova Milk Bar. En el Dorova Milk Bar servían leche plus: leche con venloceta, o con drencromina, que era lo que estabamos tomando. Aquello nos agudizaba los sentidos, y nos dejaba listos para una nueva sesión de la vieja ultraviolencia.
Comentarios
Bonito palabro
Bueno, mientras se pueda conectar la chipetera a la usbetera y meter los drivers por compactera, tampoco estaría tan mal, ¿no?
(nota: hay lectores USB de DNI-E por 20€)
¿tanto cuesta comprarse una "chipetera"?
#3 otro traste más, si al menos fueran en express card...
Hay teclados con lector de tarjetas, y también hay lectores USB, y creo que hay portatiles que también los tienen, así que no veo el problema. Es igual que con las tarjetas SD, MMC, etc... el que tiene necesidad ya tiene opciones para comprarlo o incluirlo en una nueva configuración, así que montar ruido por este tema me parece innecesario.
No sé hasta qué punto se puede llegar usando el chip del DNI, pero viendo ya cómo tratan la mayoría de usuarios con sus datos personales, y el modo irresponsable de usar sus ordenadores...
Yo consegui el mio gratis en la SIMO de este año,
Ahí estaba yo, es decir, Alex; y mis tres drugos, Pete, Georgie y Dim. Estabamos en el Dorova Milk Bar. En el Dorova Milk Bar servían leche plus: leche con venloceta, o con drencromina, que era lo que estabamos tomando. Aquello nos agudizaba los sentidos, y nos dejaba listos para una nueva sesión de la vieja ultraviolencia.