Scott Gundersen empieza trasladando a un dibujo la fotografía de la persona a retratar y después clava en el lienzo miles de corchos escogidos según el tono que les dio el vino que guardaron, de acuerdo al brillo o sombra que sea necesario para la obra. Para su último trabajo necesitó 3621 corchos mientras para otros ha necesitado más de 9000. Con estos vídeos timelapse podemos ver todo el proceso.
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