Mucho se ha escrito ya sobre el abominable anuncio del test de la muerte, culpando a todas las partes implicadas: al imbécil que lo diseñó, a la empresa que lo paga, a Google por distribuirlo, y a los que hacen clic en él.Llevamos años intentando “reeducar” a los anunciantes y a los creativos con respecto a lo que es aceptable y lo que no. Las reglas están escritas claramente en infinidad de sitios: anuncios de tamaño razonable, que no reaccionen al paso del ratón,ni al sonido o vídeo preactivado, ni a las animaciones demasiado molestas .....
|
etiquetas: publicidad , molestias , google