Todos sospechaban. "En el bajo vive demasiada gente", comentaban los vecinos al cruzarse en las escaleras. La rotura de una tubería dejó al descubierto la realidad. En el piso que provocaba los cuchicheos, de unos 90 metros cuadrados, vivían 13 personas hacinadas. Menos de siete metros por cabeza. Tres o cuatro por habitación. Cinco nacionalidades con una sola cocina. Un piso patera en un edificio de gente bien de cinco plantas en Carabanchel.
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