En Caja España hay dos varas de medir, una para los trabajadores y otra para los directivos. Al director general, Ignacio Lagartos le ha regalado más de 400.000 euros. Le correspondía una indemnización de unos 800.000 euros en caso de cese y recibirá 1,22 millones de euros en concepto de prejubilación voluntaria. Lagartos ha recibido un trato de favor respecto a los trabajadores para beneficiarse de esta potente jubilación. La trampa legal que ha autorizado el consejo ha sido eximirle de la condición de llevar 10 años en la entidad.
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