El presidente del tribunal que juzgó al magistrado defiende que «no todo vale» al perseguir el delito. Joaquín Giménez afirma: "basta con leer los dos autos de Garzón en los que autoriza la ruptura de la confidencialidad en las conversaciones de letrado y cliente en el locutorio de abogados de la prisión. Esto no son intervenciones telefónicas, no lo son. Que yo sepa, es la primera vez que se hace eso en la historia judicial de España."
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