En un año catastrófico para tantas actividades económicas, y con una legión de agoreros empeñados en proclamar la muerte del papel, el libro ha roto por arriba. Según Nielsen, en 2008 se vendieron 113,7 millones de ejemplares, frente a los 73,2 de 2007, y en la semana 52 del pasado año, la previa a la del obligado regalo del 24 de diciembre, las librerías despacharon 3,3 millones de volúmenes frente a los 2,3 del año anterior.
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