Viviane se quedó en Portugal y tiene muy claro que en breve volverá a su país. Acodada en la barra de un decadente club del centro lisboeta, quiebra el estereotipo trazado hasta el momento: pasa de los 40, tenía un trabajo bien pagado en su país hasta que se le terminó el contrato y su discurso es propio de una persona formada. "Yo no era puta en Brasil, pero una amiga me dijo que me viniese a Lisboa con ella porque si no difícilmente le iba a dar una carrera a mi hija". +Info en comentario
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