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Todo en el cristianismo está construido sobre la fe, sobre la creencia a ciegas o sobre la confianza en las interpretaciones dadas por quienes se han autonombrado portavoces de Dios en la Tierra. Ninguna de las principales referencias cristianas ha podido ser convalidada por las investigaciones históricas o arqueológicas. La misma figura de Jesucristo es, a la luz de la historia, poco más que un bello de relato literario y esto es, sin lugar a dudas, lo que despierta auténtico pavor en las jerarquías eclesiásticas.
Ha surgido una generación “tarantina” de muchachos que considera que todo son derechos y que los deberes apenas existen; son adolescentes y jóvenes, esencialmente maleducados, escasamente formados culturalmente y poseedores de una importante autonomía económica que piensan que no tienen ninguna responsabilidad sobre nada de lo que ocurre a su alrededor y que, como en los dibujos animados de Disney o en los videojuegos de Lara Croft, la utilización de la fuerza bruta es apenas un divertimento.
En los más de treinta años de horror terrorista, los empresarios vascos han desarrollado una labor importante, difícil y meritorio, pero en escasas ocasiones heroica. La mayor parte del empresario vasco directamente apelado a pagar a los terroristas ha colaborado con los criminales por miedo y una pequeña parte del mismo ha colaborado con ETA sin ocultar sus simpatías o su “comprensión” hacia la organización. Muy pocos han resistido a la amenaza y, desgraciadamente, jamás sabremos el nombre de los que lo han hecho.
Comentario en el Blog del País Vasco sobre la reunión entre los socialistas vascos y Batasuna, organización ilegal por pertenecia a ETA.