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Antonio Moreno, un ingeniero sevillano que cobra una pensión de 980 euros, se ha convertido en un Robin Hood demasiado molesto para las grandes empresas, que ahora quieren cerrar su web y multarle con 50.000 euros. Su delito: facilitar a través de una web que puedas descubrir si las eléctricas te están falseando la factura.
A pesar de estar ahogado con las deudas -ha abierto la sidrería hace solo dos meses- Javier prefiere no pensar en las pérdidas que ha supuesto para su negocio haber repartido, de manera altruista, comida entre los acampados en la puerta del Sol. "300 raciones de fabada valen una pasta y los platos de plástico y las horas que se meten trabajando también, así que prefiero no pensar en el presupuesto, prefiero pensar en que ha sido algo positivo", analiza este hostelero.
En el que se muestran prioritariamente los dialectos y lenguas indígenas.