Estoy con una presión brutal en el trabajo. Presión que se debe, principalmente, a que hace unos meses me endosaron la función de Project Manager, para lo cual no estoy ni formado ni cualificado. Acto seguido, me encargaron sacar adelante un proyecto que llevaba más de cuatro años parado porque ni $Deity había sido capaz de meterle mano. El plan de proyecto ya lo he tenido que rehacer media docena de veces, cada vez que mueves algo sale otra cosa con la que no se contaba. El viernes pasado ya me encontré con otro requisito por parte del equipo de desarrollo. Esta tarde en la reunión han surgido nuevos problemas, y he descubierto de repente que tareas que yo creía enfiladas están pendientes de que se pase por escrito una información que ya quedó zanjada hace dos meses. A todo esto la fecha de entrega se va acercando y tengo la sensación de que la mayoría de los involucrados pasan del tema. Cada vez más sospecho que esto está condenado desde el principio y que no soy más que el pringao que tenían más a mano como cabeza de turco. Ya tuve un ataque de ansiedad antes del verano, esta tarde tras la reunión directamente me he derrumbado y he echado a llorar. Y nada más. Perdonad el rollo,
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“Es cierto que la izquierda tiene una tolerancia hacia el magufismo que es muy curiosa” profundiza Miguel Anómalo. “Creo que tiene que ver con el rechazo hacia la religión. La izquierda rechaza a la religión porque es de derechas, pero sigue habiendo algo, inherente al ser humano, que le hace buscar explicaciones mágicas que les permitan reconciliarse con el universo. Al final es un rebranding de una ola new age que surgió entre los sesenta y los setenta (o resurgió, ya que cosas como la homeopatía eran más antiguas). Siguen siendo la misma mierda, pero se libran de siglos de historia. Pensando en la iglesia, por ejemplo, aquí te estás quitando la Inquisición, las cruzadas, matar gente, manipulación de gobiernos. Propones lo mismo pero libre de cargas”.