Creo que lo más sensato (y tal val lo más difícil) sería reformar el Senado dándole un peso equivalente, o incluso mayor, al del Congreso de Diputados. En esta configuración el Senado se mantiene la ley d'Hont, y para el Congreso se aplica un sistema que reparte escaños según el voto popular nacional. Así los partidos nacionalistas pueden proliferar en el Senado, dónde deberían estar, ya que sirve para representar a las regiones, y el Congreso puede ser más representativo de los partidos nacionales. Listas abiertas en el Senado, igual que ahora, y cerradas en el Congreso. Los senadores tendrán un mandato más largo, de 6 años como en EE.UU., los diputados 4 como ahora.
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Me parece muy bien por parte de la Iglesia, primero van a por el glúten, dentro de poco la madre de un niño que tiene miedo de los fantasmas les exigirá que se le quitn el espíritu santo! Y entonces qué?