Si Pablo Iglesias no puede hablar de esos pseudoperiodistas, con la excusa que no están presentes, por esa misma regla de tres esos mismos no pueden hablar de Iglesias porque tampoco está presente cuando esparcen sus mentiras.
A ver si para ellos libertad de difamación y los demás nos tenemos que callar.
El "prestigio" que había, supuestamente, adquirido durante los años de la transición y post-transición lo dilapidó completamente cuando fue incapaz de reprimir la visceral imparcialidad que le salía cuando los perroflautas podemitas "asaltaron" cuotas de pode inadmisibles para una ultraconservadora disfrazada de moderada.
Casi siempre, había sabido ocultar sibilinamente en sus artículos, para el que le quisiera comprar su discurso de falsa equidistancia, su animadversión a la izquierda, pero cuando llego la izquierda de pura cepa no pudo soportarlo.
En cualquier caso, los detalles anteriores no me impiden opinar de ella que era una buena periodista. Bastante parcial pero con buena pluma. Incluso a veces excelente.
Descanse en paz.