Y otra cosa, Pilato. Si hay violencia en las aulas o falta de respeto es por una cuestión muy sencilla: desde 1985, por ley, los profesores no tienen en sus manos las competencias disciplinarias del centro. Eso significa que, por mucho que la mandamasa madrileña hable de autoridad, por mucho que el metafísico ministro hable de respeto, el profesor sigue dependiendo del consejo escolar para arreglar los casos de indisciplina. ¿Y sabe lo que esto significa? Significa que APAS, ayuntamientos y ¡alumnos! deciden cuando un profesor es insultado o agredido.
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¿Dónde está la defensa del Gobierno? El artículo da hostias a diestro y siniestro: Gobierno, oposición, sindicatos, medios de comunicación y sociedad en general.