En 2007, la señora Bromiley ingresó en un hospital inglés por una operación rutinaria. Debido a una negligencia médica, sufrió una hipoxia fatal que le provocó un daño cerebral incompatible con la vida. Su marido, Michael Bromiley, dirigió personalmente la investigación sobre lo ocurrido, instaurando el Control de Factores Humanos en el sistema nacional de salud de Reino Unido, reduciendo la mortalidad de los pacientes en todo el país. En este vídeo explica lo que ocurrió y qué lecciones se aprendieron.
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