La América rural conoce la verdad mucho antes que el resto del país. Nada se derrumba de golpe. Simplemente deja de funcionar primero en zonas pequeñas, mientras que todos los demás lo llaman penuria local. Por eso son importantes los bancos de madera —como un banco de alimentos, pero para combustible—. Son la señal más clara de que los sistemas básicos de este país ya han fallado.