"No es lo que te sucede, sino cómo reaccionas ante ello lo que importa".
Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz a donde dirigirse.
¿Qué se hace con la vida? ¿Qué dirección se le da?
Si la vida fuera tan fuerte que le arrastrara a uno, el pensar sería una maravilla, algo como para el caminante detenerse y sentarse a la sombra de un árbol, algo como penetrar en un oasis de paz; pero la vida es estúpida, sin emociones, sin accidentes, al menos aquí, y creo que en todas partes, y el pensamiento se llena de terrores como compensación a la esterilidad emocional de la existencia.
— Estás perdido —murmuró Iturrioz—. Ese intelectualismo no te puede llevar a nada bueno.
— Me llevará a saber, a conocer. ¿Hay placer más grande que éste? La antigua filosofía nos daba la magnífica fachada de un palacio; detrás de aquella magnificencia no había salas espléndidas, ni lugares de delicias, sino mazmorras oscuras. Ése es el mérito sobresaliente de Kant; él vio que todas las maravillas descritas por los filósofos eran fantasías, espejismos; vio que las galerías magníficas no llevaban a ninguna parte.
— ¡Vaya un mérito! —murmuró Iturrioz.
— Enorme. Kant prueba que son indemostrables los dos postulados más trascendentales de las religiones y de los sistemas filosóficos: Dios y la libertad. Y lo terrible es que prueba que son indemostrables a pesar suyo.
— ¿Y qué?
— ¡Y qué! Las consecuencias son terribles; ya el universo no tiene comienzo en el tiempo ni límite en el espacio; todo está sometido al encadenamiento de causas y efectos; ya no hay causa primera; la idea de causa primera, como ha dicho Schopenhauer, es la idea de un trozo de madera hecho de hierro.
— A mí esto no me asombra.
— A mí sí. Me parece lo mismo que si viéramos un gigante que marchara al parecer con un fin y alguien descubriera que no tenía ojos. Después de Kant el mundo es ciego; ya no puede haber ni libertad ni justicia, sino fuerzas que obran por un principio de causalidad en los dominios del espacio y del tiempo. Y esto tan grave no es todo; hay además otra cosa que se desprende por primera vez claramente de la filosofía de Kant, y es que el mundo no tiene realidad; es que ese espacio y ese tiempo y ese principio de causalidad no existen fuera de nosotros tal como nosotros los vemos, que pueden ser distintos, que pueden no existir…
— Bah. Eso es absurdo —murmuró Iturrioz—. Ingenioso si se quiere, pero nada más.
— No; no sólo no es absurdo, sino que es práctico.
Antes para mí era una gran pena considerar el infinito del espacio; creer el mundo inacabable me producía una gran impresión; pensar que al día siguiente de mi muerte el espacio y el tiempo seguirían existiendo me entristecía, y eso que consideraba que mi vida no es una cosa envidiable; pero cuando llegué a comprender que la idea del espacio y del tiempo son necesidades de nuestro espíritu, pero que no tienen realidad; cuando me convencí por Kant que el espacio y el tiempo no significan nada, por lo menos que la idea que tenemos de ellos puede no existir fuera de nosotros, me tranquilicé.
Para mí es un consuelo pensar que, así como nuestra retina produce los colores, nuestro cerebro produce las ideas de tiempo, de espacio y de causalidad.
Acabado nuestro cerebro, se acabó el mundo. Ya no sigue el tiempo, ya no sigue el espacio, ya no hay encadenamiento de causas.
Se acabó la comedia, pero definitivamente. Podemos suponer que un tiempo y un espacio sigan para los demás. ¿Pero eso qué importa si no es el nuestro, que es el único real?
— Bah, ¡Fantasías! ¡Fantasías! —dijo Iturrioz.
Pío Baroja - El árbol de la ciencia
"Quieren ser naturales, esas pequeñas bestias antisociales. Simplemente no se dan cuenta de que el bien de todos depende de la cooperación de todos."
Del libro "La colina de Watership"
Richard Adams
Contemplad. El cadáver putrefacto de la podredumbre americana metido en un traje que no le va. La bajeza de un estafador, la cobardía de un evasor del servicio militar, la glotonería de un parásito, el racismo de un miembro del Ku Klux Klan, el sexismo de un depravado de callejón, la ignorancia de un borracho de taberna y la codicia de un carroñero de fondos de cobertura, todo pintado de naranja y exhibido como un cerdo premiado en una feria del condado.
No es un presidente. Ni siquiera un hombre. Solo la destilación enferma de todo lo que este país jura que no es, pero siempre ha sido: la arrogancia disfrazada de excepcionalismo, la estupidez presentada como sentido común, la crueldad vendida como dureza, la codicia exaltada como ambición y la corrupción adorada como evangelio. Es la sombra de América hecha carne, un ídolo de calabaza podrida que demuestra que cuando una nación se arrodilla ante el dinero, el poder y la maldad, no solo pierde su alma, sino que caga esta obscenidad hinchada y la llama líder.
Oliver Kornetzke, describiendo a Trump.
“No te muevas a menos que veas una ventaja; no utilices tus tropas a menos que haya algo que ganar; no luches a menos que la posición sea crítica.”
Sun Tzu - El arte de la guerra
“Es un error creer que la pasión, cuando es feliz, conduce al hombre a un estado de perfección; lo conduce, simplemente, al estado de olvido. En esta situación, el hombre se olvida de ser malo, pero se olvida también de ser bueno. El agradecimiento, el deber, los recuerdos, desaparecen.”
Víctor Hugo – Los miserables
“Para conocer la religión de una persona, no necesitamos escuchar su profesión o fe, sólo debemos descubrir su tipo de intolerancia”.
Eric Hoffer
“El odio es el agente unificador más accesible y completo. Los movimientos de masas pueden levantarse sin creer en un Dios, pero nunca sin creer en un demonio.“
Eric Hoffer
«La eliminación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente».
Nelson Mandela
menéame