Hace unos meses, con la cabeza dándole vueltas a idioteces laborales, iba a dejar a la niña en la guardería pero la policía habia cortado la calle y tuve que dar un par de vueltas con el coche.
A la tercera, la calle estaba abierta. Recorrí la calle pero no había aparcamiento, y cuando llegué al final, como siempre que dejo a la niña, emprendí el camino al trabajo.
A los 10 minutos de conducir casi me da un infarto cuando una voz oculta tras la silla a contramarcha me dijo que pusiera la Shakira.
Desde entonces dejo mi mochila en la parte de atrás del coche para echar un vistazo cuando llegue al trabajo, le voy pidiendo a la niña que me diga canciones para ponerle (aunque sean de Shakira) y activé una función en Waze que te manda un aviso cada vez que llegas al sitio.
Y la pesadilla quincenal en la que olvido la niña y no puedo volver a por ella no me la quita nadie.
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