El MHP Puigdemont, ha transcendido la figura política para convertirse en un icono de la democracia y la libertad europea. Su jugada maestra tiene que demostrar al mundo entero, que en Europa funciona la democracia y la justicia.
Buque insignia de una nueva raza de políticos europeos, que de forma valiente y con el pueblo a sus espaldas, pondrán fin a la dictadura económica de las elites y colocarán la vida y los pueblos en el centro del debate europeo.
Los buenos catalanes, los que permanecimos fieles a la marca amarilla y no nos dejamos asustar cuando la oscuridad y la tormenta se abalanzó sobre nuestras vidas, algún día veremos con emoción y lágrimas en los ojos, como nuestro legitimo presidente sale al balcón del palacio de la república, para dirigirse al pueblo de catalunya y al otro también, en lo que sin duda, será el momento más emocionante de los hombres y mujeres contemporáneos, tanto de los españoles como de los catalanes, porque al fin se verán todos representados y amparados por la madre Europa. Y eso, amigos, no tiene precio.
Toca purgar Barcelona, pasa de forma cíclica, se les expulsa a base de presión policial del centro para que luego se estanquen en los cinturones de la ciudad. Parasitan esas zonas alejadas del turismo hasta que se cansan y se vuelven para sus casas o mueren en reyertas.
Nada nuevo bajo el sol.