Para el etiquetado de productos de consumo hay que atenerse a unas normas legales, y no basta con usar el traductor de Google, de manera que sí sale más caro etiquetar en varios idiomas porque tienes que tener un traductor titulado en plantilla o recurrir a un colaborador o una agencia externa.
Cuantos más idiomas tengas en un mismo packaging más complicado será que entre todo el texto. Si una latita individual de aceitunas rellenas de anchoa tuviera que llevar los ingredientes, valores nutricionales, identificación del fabricante y lote y fecha de consumo preferente en castellano, catalán, gallego, euskera y portugués, y además el código de barras a un tamaño aceptable para el lector de códigos, al final sólo habría texto (y también hay un cuerpo mínimo de texto impuesto por ley, así que nada de Arial Narrow a 5 puntos).
Los señores de Eroski y Caprabo no venden en Portugal, y por eso no etiquetan en portugués. Otras empresas sí distribuyen en Portugal y, de nuevo por ley, es obligatorio que el etiquetado vaya en ese idioma.
Si el catalán es cooficial con el castellano se asume que basta con que se utilice uno de los dos idiomas. Si Bonpreu sólo etiqueta en Catalán será porque no distribuyen en otras comunidades. Una empresa que distribuya exclusivamente en Cataluña y Portugal podría etiquetar sólo en catalán y portugués, pero dudo que haya muchas empresas a las que les salga rentable distribuir en esos dos sitios y saltarse a la torera todo el cacho de España que hay en medio, y donde la lengua oficial es el castellano, hablado por un montón de consumidores potenciales.
Qué gran oportunidad para el exministro Corbacho...