#3 Aquí te explican porque Zapatero eligió a Dívar.
Carlos Dívar, antes que nada, es una inversión que –al cincuenta por ciento- hicieron Zapatero y Rajoy con la intención de conseguir un rédito. Como la torta de la Serena, comenzó su andadura –como juez- en Castuera y ha llegado al vértice de la Injusticia española por ser un hombre pusilánime, sumiso, bienmandado, manejable y poco dado al conflicto. Pero Dios nos libre de los mansos: yo he aprendido tarde que un cobarde acosado puede ser protagonista de lo más abyecto, y rozar lo más extremo de la vileza. Carlos Dívar, también es lo que percibimos con nuestros sentidos: rígido y con cara demacrada, parece escapado del Museo de Cera; su andar cansino y su mirada esquiva –que me recuerda a la postrera figura del Difunto- nos hace dudar si junto a la oblea diaria con la que se desayuna, ingiere alguna ración de lexatín que le infiera cierto grado de aturdimiento. Carlos Dívar no es un corrupto en el sentido moderno del término, esto es, que no ha urdido una estrategia cautelosa para enriquecerse -no, no-,
es un hombre que quiere ir tirando haciendo sisa: trapichea en los pagos con dinero público, ahorrándose gastos privados que, en la conducta cristiana, sólo son pecados veniales, y en la jerga jurídica nunca delito y ni siquiera falta: así que su confesor le absolverá del pecadillo, y la Fiscalía archivará la demanda interpuesta. Carlos Dívar, en los treinta y dos viajes cuyos gastos se pretende esclarecer, incluye los costes de los acompañantes, o acompañante, con los que come, porque “esas comidas se inscriben en las tareas propias de sus funciones públicas”, lo que significa, según él, que ha viajado siempre en tareas oficiales que deben ser secretísimas y con gente relacionada con el mundo de la Injusticia: pero qué va, mentira cochina, está verificado, come y cena con un policía de la escala básica (su fiel Jerónimo) que es jefe de sus escoltas y ejerce de ayudante “personal” desde hace muchos años.
Esta pobre España, inacabada como nación y fallida como Estado, no podrá sobrevivir con representantes tan vulgares: todo un Presidente del Tribunal Supremo tirando de tarjeta en Marbella con cargo a los probes, con la que está cayendo, no es digno de ocupar tan altísimo cargo. Y lo más preocupante, la mayoría de los vocales del CGPJ –a sabiendas de que prevarican- le permiten enrocarse para dar, suponemos, una sensación de normalidad institucional que nadie se cree: ¡qué gente esta que gobierna la Injusticia!
ME ADHIERO A LAS PETICIONES QUE PIDEN SU DIMISION.
http://www.pueblos-espana.org/extremadura/badajoz/la+haba/foro-tema/207880/
«Lo primero que hay que hacer es reconocerlo. Somos conscientes de que no se puede acabar con todo el fraude fiscal, pero estamos en el 23% y situarnos en la media europea del 13% supondría ingresar 38.000 millones al año», afirmó.
Una de las medidas por las que apuesta el representante sindical para abordar la problemática es la de «corregir la insuficiente dotación de personal». Según explicó, en España hay «entre cuatro y cinco veces menos personal que en países de nuestro entorno». La insuficiente dotación de medios humanos, unida a la propia organización del trabajo, hacen que la situación sea cada vez peor. «El 72% del fraude lo provocan las grandes empresas, pero el 80% de los trabajadores se dedican a investigar a ciudadanos medios y pequeñas empresas»
http://www.gestha.es/?seccion=actualidad&num=221