#7 "[...]ya que todos los eventos son igualmente divinos, con lo que se haría imposible la propia existencia de la ética como entidad y toda la moralidad se reduciría al subjetivismo".
Veamos.
Cito a San Agustín, Confesiones, Libro VII, capítulo XII ("Que todas las cosas que son o existen son buenas"):
"También me hicísteis conocer, Señor, que todas las cosas que se corrompen son buenas, porque no pudieran corromperse si no tuvieran alguna bondad, ni tampoco pudieran si su bondad fuera suma, pues si fueran sumamente buenas, serían incorruptibles, y si no tuvieran alguna bondad no hubiera en ellas cosa alguna que se pudiera corromper.
Porque es certísimo que la corrupción causa algún daño, y si no disminuyera algún bien, no lo causaría [...]. Y si se privaran enteramente de toda su bondad, absolutamente dejarían de ser, porque si todavía existieran sin bodad alguna, quedarían incapaces de ser corrompidas, y por consiguiente, mucho mejores que antes, pues permanecerían incorruptibles. ¿Y qué desatino más monstruoso se puede imaginar que el decir que perdiendo aquellas cosas toda la bondad que tenían, se habían hecho mejores de lo que eran antes? Conque es evidente, que si se privaran enteramente de toda su bondad, absolutamente dejarían de ser: luego, mientras que tienen ser, tienen alguna bondad, y así es cierto que todas las cosas que son, son buenas. Lo cual prueba convincentemente que el mal, cuyo principio andaba yo buscando, no es alguna sustancia, porque si lo fuera, algún bien sería".
La reflexión sobre el bien y el mal, y sobre el sentido y significado de lo divino es más complejo que lo que aprendemos en religión del colegio y el instituto, o en la tele, o en los argumentos que van en contra de esa representación de Dios caricaturesca a lo simpson. Espero no sonar insolente.
#11 Sobre esto quizá podríamos considerar la posición de Hegel, que antes de acusar a Spinoza de panteísta o ateo, lo refiere como "acosmista".