La verdad es que leyendo comentarios parece que Campofrío haya acabado con la revolución que estábamos a puntito casi casi de llevar a cabo.
Compartido en mi facebook, emocionado desde Bruselas, ganas de navidad, de reencontrarme con mi familia y amigos, de tomarme unas cañas y unas tapas... ¿tanto os cuesta de comprender? Ayer se lo expliqué a unos belgas en un bar... que estaban hablando de Kant (porque fuera de España solo se habla de eso, claro) y lo comprendieron a la primera. Por lo que he leído soy facha, cañí, paleto y chovinista como poco.
Estar orgulloso de haber nacido en un país u otro no tiene ningún sentido, pero buscar ciertos modos y usos culturales que nos unen (de manera general, como tópico, si quieres) y hacer una pieza audiovisual graciosa y emocionante, tiene mérito y no creo que cambie el rumbo del país. Campofrío identifica un estado de ánimo y lanza un mensaje para mejorar su imagen de marca y sus ventas. Encabronarse así por esto, está de más.
PS. Miedo me da enviar este comentario.
Acabo de ver un anuncio de Marcilla que regala vuelos a los que se han ido a trabajar fuera por la crisis y tal.
Juega con los sentimientos de una madre que echa de menos a su hijo, que al final del anuncio vuelve... y... espera, que me huele que es para vender más café.
Lo digo por si queréis quemar la fábrica de Marcilla... o la de el Almendro.