Ya lo dijo Arquimedes en su famoso principio: la mierda flota y al final acaba por llegar a la superficie.
Superado todo el asco inicial de la noticia, todo el estupor, toda la indignación y la rabia, me queda algo de consuelo: Por fín esta gentuza del PP no podrá dar más lecciones de moral, ni de ética, ni de dignidad, ni de nada a nadie. ¿Os acordais cuando decían aquello de "el Partido Popular es incompatible con la corrupcción"?.
Viene Barcenas y ¡zás...! les da en toda la boca.
Efectivamente, casi diez años despues, hemos conocido de dónde venía el dinero: del despachito de Barcenas en la sede central del PP en la Calle Génova. ¡Qué cosas...Dios! ¿A qué dedicaría aquel dinerito, a un viaje; a unas reformas en casa; a comprarse un cochecito; unas joyas para la señora...? La verdad es que me gustaría saberlo. Quizá algún periodista que ande por Zaragoza se lo podría preguntar.