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En nuestro país el analfabetismo funcional está muy extendido. Si extrapolamos en términos de "analfabetismo científico" el problema es todavía más acusado. Incluso para personas con una formación técnica, la ciencia es un requisito a superar durante la carrera del que años más tarde apenas si quedará un ligero poso... No digamos en el caso de personas sin una formación profesional de carácter técnico.

Ni siquiera tenemos muy claro qué es éso que llamamos "Ciencia". La divulgación en nuestro país no tiene gran calidad, y roza, en algunas ocasiones, un periodismo sensacionalista que en lugar de excitar la curiosidad por saber más, proporciona la ilusoria sensación de "saber lo suficiente".

Cuando era jovencillo, me regalaron una selección de monográficos de la Editorial Mir con temas desde el cálculo vectorial hasta la astronomía de posición. No pretendían agotar los temas, desde luego, pero te daban un equipaje mínimo para emprender viajes más ambiciosos.

Aquí, en cambio, no se divulga la ciencia, sino que se filosofa en torno a ciertos resultados de aquella.

Sería preciso, creo yo, incidir con especial insistencia en el estudio de las matemáticas, el "lenguaje", y los idiomas extranjeros. El resto es secundario (y algunas de las asignaturas actuales hasta "contraproducentes")...

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La cuestión es que tales cosas "pasan". ¿Que no se puede generalizar? ¡Mejor!. ¡Ójala podamos considerar con justicia que las condiciones reales no se parecen en nada a esas atrocidades!.

La humanidad no dejará de explotar a los animales, ¿pero no vale la pena luchar para que éstos tengan una vida y una muerte tan digna como sea posible?.

¿La naturaleza es cruel?... Desde el momento en que tú puedes hacer tal consideración estás transcendiendo de alguna manera esa "condición natural". Si no, no reaccionaríamos frente a la crueldad, ni nos conmovería. Sobre todo en ese caso sangrante de la crueldad "gratuita" (por innecesaria para la consecución de un fín entendido como "necesario"), con que los humanos no regodeamos cotidianamente.

Que comamos carne animal no es una razón para maltratarlos, torturarlos... Cultivar el embrutecimiento para no afrontar el problema no es una solución.

Desgraciadamente el dinero es a las consciencias lo que la morfina al cuerpo...

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Éste es el tipo de cosas que, simplemente, un organismo público no debiera poder ni plantearse. Este tipo de noticias duelen en la carne viva a muchas personas. Por desgracia, algunas de éstas se acogen a un, ( para mí ), mal entendido "pragmatismo" y miran "para otro lado". Unas pocas intentan nadar contra corriente para acabar extenuadas y rotas. El resto se ríen de los "comeflores ésos" que hablan de los "derechos de los animales"...

Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que tal pragmatismo, sobre todo el entendido "a la española", es una de las precondiciones de la atrocidad, mucho más importante que el clasismo, el racismo... El pragmatismo normaliza la aberración y nos embrutece a todos.

No confundamos tal pragmatismo con la aceptación de la realidad que no podemos alterar. No es algo tan digno ni tan complicado.

Hay un problema al que hay que buscar solución. No la busquemos en el mismo lugar que los criminales.

Un perro no importa nada, un indivíduo tampoco importa "casi nada". ¡Cuidado con el pragmatismo!

A ver si conseguimos edificar una normalidad ajena a la crueldad y la masacre, porque, lo que es a mí, desde luego, si no cumple con ésto, la democracia no me sirve para nada.

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Rabia, dolor, odio (desde luego)... A la postre nada, o muy poca cosa.

Siempre existirán sádicos de la peor especie y ninguna ley alcanzará a remediar los daños que éstos causan. Lo único que podemos hacer es no restarles importancia, perseguirlos... Un acto de sadismo lo es se ejerza contra quien se ejerza, humano o animal, y debe ser castigado con la mayor pena que pueda contemplar cada sistema legal.

Pero éso es sólo una parte. La otra es la concienciación de la generalidad de las personas de que los animales sufren, temen... Tienen "personalidad". Por éso los sádicos les hacen objeto de sus atenciones. Por ello merecen respeto, ayuda cuando la necesitan... Hay demasiada gente voluntariamente embrutecida.

Resulta demasiado fácil tachar a los defensores de los animales de "hippys", idealistas o, incluso, fanáticos. Lo difícil es, para cualquier sensibilidad sana, vivir en un mundo en que el sufrimiento y el dolor se convierten en regocijo y fiesta para algunos ante la mirada ausente de muchos otros.

La ley debe intervenir en estos asuntos, debe contemplar el castigo de tales aberraciones. La policía debería estar buscando a ese criminal exáctamente igual que si hubiera aplicado sus talentos al cuerpo de un niño. Debería tomarse en consideración el embrutecimiento a que nos ha sometido a la mayoría.

Me resulta improbable Dios, pero en ocasiones como ésta no puedo dejar de rezar, de desearle a la perrita que conozca muchos años de felicidad y salud.

Me resulta improbable el demonio, pero en ocasiones como ésta no puedo dejar de desear que exista y que vuelque sobre el grandísimo hijo de puta, con especial dedicación, por toda la eternidad