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Hace días buscaba un regalo para un compañero de cole de mi hijo, y en la juguetería Poly me encontré con un estante lleno de PLaymobil. Me emocionó porque recordé que cuando era chico me encantaba que me regalaran uno, aunque fuera una caja pequeña. Pero siento que los chicos de ahora los ven como algo anacrónico: no tienen pantalla, no vienen en CD ni a control remoto. Mi hijo no quiere saber nada.

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Lo que no comprendo es cómo todavía hay gente que confía en semejantes estupideces. Quién puede entregar 53.000 euros para "dormir" con ellos... Esta mujer quizá perdió todo lo que tenía, y me preocupa que en España se planteen estas cosas. Creí que eran cuestiones del subdesarrollo.