Aunque Pn0gstr0m comienza como el Pong de toda la vida, pronto se vuelve algo salvaje e indómito cual caballo de las llanuras. Cada raquetazo divide la pelota en dos, un crecimiento exponencial más difícil de gestionar que los residuos del uranio. Aquello se mantiene dentro de un orden porque algunas pelotas se pierden –y son puntos para el adversario– pero las que se mantienen para colmo se van acelerando.
El historiador, antropólogo y sociólogo Emmanuel Todd (1951) fue conocido con La chute final, publicado en 1976, un ensayo en el que predijo la caída de la URSS, y desde entonces sus ideas no han dejado de generar debate público en el país vecino. Así ha ocurrido con el último de sus libros, un éxito de ventas. La derrota de Occidente es segura y será una derrota occidental. Esto no es agradable, y espero que no se vea como una posición prorrusa, porque no es el caso. Sin embargo, hay un problema al que nos tenemos que enfrentar y no lo hacemos
Quizá uno de los libros de los que más se ha hablado en los últimos años sea de “El capital en el siglo XXI” de Thomas Piketty. Lo que me asombra es que la izquierda española, tan leída ella, no haya sido capaz de sacar conclusiones evidentes que caen por su propio peso de su lectura. Piketty se centra en el reparto de la riqueza, y demuestra que la gran novedad de las sociedades avanzadas del siglo XX, en comparación con su situación previamente a la Primera Guerra Mundial, es que un porcentaje muy significativo de la riqueza de las naciones no está en manos del famoso uno por ciento, sino de una amplia clase media que él denomina patrimonial, Su riqueza se encarna en sueldos y rentas , pero sobre todo en la posesión de bienes patrimoniales, generalmente inmobiliarios. Piketty sitúa el porcentaje de esta clase media patrimonial, según las sociedades en aproximadamente el 40 por ciento. Esta riqueza inmobiliaria está sobre todo en la vivienda habitual y en muchos casos una segunda vivienda. Para valorar la importancia de estos bienes pensemos por un momento en los precios de los alquileres en las grandes ciudades europeas, París, Londres, Madrid o Barcelona. Quien no tenga que abonar una renta o una hipoteca ingresa de forma implícita esta riqueza de la que no disponen otros trabajadores. Esta renta implícita supera en muchos casos el salario medio para viviendas de tamaño familiar. Y no se debe perder la referencia de que no hay país más marcado por el efecto de riqueza de la posesión de la vivienda habitual que España, ya que en nuestro país, frente a lo que ocurre en otros europeos, el alquiler social es residual.Como dato anecdótico, Piketty sitúa este patrimonio medio en Francia, para datos de 2018 en unos 200.000 euros.Más allá de la precisión de las cantidades lo que manifiesta Piketty es que no se puede clasificar correctamente nuestro sistema de reparto de la riqueza hablando de clase media, clase alta y clase baja, porque se olvidaría que dentro de las llamadas clases medias hay una cesura, una línea crucial que separa a los que tienen bienes patrimoniales (como mínimo la vivienda propia) de aquellos que no lo tienen. El concepto clase media es por tanto falaz, una cortina vieja que nos impide ver la gran diferencia entre los poseedores, aunque sea de un patrimonio mínimo, y los que tiene que pagar por lo básico, como es un lugar para vivir. Esta posición de clase, utilizando la vieja jerga marxista se transmite generacionalmente. La herencia de los inmuebles de padres a hijos determina la posibilidad de que estos últimos tengan la posibilidad de “vivir como nuestros padres” , Sin embargo, y más allá del efecto que las donaciones en vida puedan tener, esta posibilidad está pospuesta en el tiempo. Debido al alargamiento de los años de vida las herencias en una sociedad como la española se reciben aun en para esta clase en períodos de la vida donde las decisiones más importantes, como tener o no hijos, están ya tomadas. La consecuencia es la caída de la tasa de nacimientos a niveles abismales, también en los hijos de estos padres mejor situados.Pero la reflexión más importante y que está ausente en esta miríada de “intelectuales” de la nueva izquierda surgida de la marea del 15M es la que hay que hacer sobre los efectos políticos de esta división social. Yo voy a dejar apenas unos apuntes, que me parecen obvios. Obvio es que los intereses de esa clase media patrimonial no pueden ser los mismos que los de ese 50 por ciento de población sin bienes. La prioridad de los primeros será que los bienes que encarnan su riqueza no pierdan valor, bien debido a los vaivenes del mercado, bien por las políticas fiscales o sociales.La posesión de la vivienda es el gran fetiche sobre el que reposan corrientes muy importantes en la opinión pública. De ahí la reticencia del PSOE a la hora de abordar políticas más agresivas que revuelvan estas aguas tan susceptibles. La paradoja para la izquierda es que fué el PSOE el que impulsó una política de acción pública en la vivienda que consistió en financiar con dinero público promociones de viviendas protegidas que pasarían al mercado privado en unos años. Es decir la izquierda subvencionó con dinero de los impuestos la conversión de millones de personas sin patrimonio en poseedores de bienes que podían ponerse en el mercado a los precios que este decidiera. Una decisión estratégica que se puede cuestionar. No es disparatado pensar que el paso desde un posición de desposesión a otra en la que se puede negociar con un pequeño patrimonio propio en un mercado inmobiliario en alza favorece posiciones políticas más bien conservadoras. Pero los efectos políticos van más allá. Entran en juego los resortes imaginarios de la identificación social. He señalado la inanidad del concepto “clase media”, hay varias “clases medias” en función de su relación con el reparto del capital y la renta. ¿Pero por qué este concepto tan endeble aún tiene tanto uso? porque su valor no nace de su capacidad de describir la realidad sino de que es una referencia “ideal”, es un concepto para-platónico. Todos quieren ser “clase media”: los que lo son , los que creen que lo son y los que creen que lo serán. Su encarnadura es desiderativa, no descriptiva.Toda la política en la sociedad postindustrial está dirigida por construcciones imaginarias, pero operativas: es decir, con capacidad de producir efectos aún a pesar de su carencia de realidad. De esto algo hablamos ya por aquí:https://remadmalditos.wordpress.com/2022/10/03/sobre-animales-mitologicos-la-clase-media-y-la-clase-obrera/La clase media patrimonial es la clase central en la construcción de la política democrática avanzada. La clase inferior del 50 por ciento desposeído en su voto y en su pensamiento no quiere reconocerse como distinta de la clase media patrimonial. Grabense los nuevos políticos esta frase con fuego sobre la frente : aunque sean clases distintas no se quieren percibir como clases distintas, por muchas razones: porque la promoción social es el gran motor que impide el estallido social. Toda sociedad necesita mitos, sobre todo sobre sí mísma. Y los mitos más potentes son los unificadores.Porque creer que hay una frontera insalvable enre ellos y los poseedores , destrozaria sus esperanzas para sus hijos. “Somos lo mismo que ustedes”, aunque el patrimonio no lo sea.El problema de los partidos de la nueva izquierda es que si se dirigen sólo a estos desposeídos se convierten en un partido de nicho. Ni siquiera se dirigen a este 50 por ciento, se dirigen sólo a la parte de ese 50 por ciento que no cree, que ha perdido la esperanza o la creencia en que el ascenso al escalón superior es posible. No hay un discurso en la izquierda que se dirija a la mayoría porque esa mayoría está compuesta por desposeídos que sospechan que lo serán siempre, sí, pero también por aquellos que creen en sus posibilidades de convertirse en clase media patrimonial y por supuesto por esa misma clase media patrimonial. La mayoría no está compuesta por una masa homogénea desde el punto de vista del patrimonio, ni desde el punto de vista de las aspiraciones socialesOcurre algo parecido a lo sucedido con las protestas de los agricultores: hasta la caída del guindo, del olivo o del manzano, de estos días: esta izquierda no tenía un discurso que se dirigiera a los pequeños agricultores, tan amenazados por tratados de libre comercio que les dejan al pié de los grandes importadores. En cambio la derecha sí opera políticamente sobre la grieta social entre ambas “clases medias”. Las políticas neoliberales de Isabel Díaz Ayuso en Madrid son un buen ejemplo.La financiación masiva y encubierta de la enseñanza privada, y de la sanidad privada con dinero público ponen a la luz la sensibilidad del PP madrileño a la existencia de esa brecha entre clases desposeídas (la que tiene que recurrir a servicios públicos devaluados, ) y clases patrimoniales numerosas que pueden permitirse acceder a estos servicios privados pero concertados, es decir, financiados en gran parte por impuestos. Incluso la política fiscal y de vivienda en Madrid tiene claro que hay “clases y clases” medias: El votante que se puede permitir pagar una fracción del coste de estos servicios concertados ( un seguro médico privado, una parte de los gastos educativos a traves de la mensualidad del colegio concertado o de la universidad privada ) siente que este lujo es una marca de distinción de clase, por ello no quiere que tal marca desaparezca. La sanidad y la educación pasan de ser derechos básicos, el nivel cero común, a un elemento de segregación, de consumo distintivo. A un indicador de posición social. Se paga por no caer del otro lado de la línea, y las clases medias patrimoniales lo que le exigen al poder público (es lo que le intenta proporcionar Ayuso) son políticas para descender, para no “desclasarse”, que se decía antiguamente. De ahí que no se vean como disparatadas ayudas sociales para familias que rondan los 50.000 euros de ingreso anual. Y por eso la insistencia en reducir impuestos, porque en estas clases patrimoniales se tiene la opinión que estos sirven para “igualar”, y no para ayudar a esta clase media en sus aventuras aspiracionales. Lo que no desea un propietario es que sus impuestos le “igualen” a quien no lo es. El mito de los okupas funciona en el mismo sentido. El éxito de la amenaza hipertrofiada de las ocupaciones no es sino la demostración del peso que la vivienda en propiedad tiene en el mapa mental que se ha conseguido generalizar. La virtud del miedo a la okupación y a la invasión de los “moros” es que ambos espantajos funcionan para la clase baja autóctona y para la clase media, pero lo significativo es que está estructurada sobre el núcleo de los miedos del pensamiento de la clase media patrimonial: Se vende miedos para todos, pero su origen genuino es el de la clase que tiene algo que perder. Las clases bajas autóctonas tararean una canción que se compuso para otra gente.Ante esta realidad, la izquierda tiene una complicada tarea por delante, las mayorías absolutas de la derecha en Madrid no se dan por accidente. Se explican porque la derecha ha sabido, consciente o inconscientemente, hacerse cargo de la imaginación política de un tejido social nacido, precisamente de sus propias políticas, como contábamos aqui:https://remadmalditos.wordpress.com/2019/09/09/madrid-bien-vale-una-punica/La izquierda tiene esa tarea por tanto. Debe salir de su propio discurso de nicho y proponer ideas que sirvan e interesen a la mayoría, que es heterogénea. Una mayoría donde una fracción importante, la más acomodada, ha comprado el discurso de la diferencia social. Muy complicado lo tiene.
Cuando te digan que EEUU y su Comando Sur quieren ayudar a países como Ecuador y Argentina, envíales esta lista de sus ayudas al continente.
Hay cada vez más pruebas de que el período 2024-2030 nos presentará una coyuntura crítica que pondrá fin a una era de crecimiento económico que duró siglos. No, no tendrá nada que ver con el cambio climático ni con nuevos virus: esos dos llegarán un poco más tarde. Faltando por completo en el discurso dominante, hay un lado de nuestra situación que se pasa por alto y que pondrá en marcha un pequeño y agradable "juego de sillas musicales" muy probablemente alrededor de 2025. Abróchense los cinturones de seguridad, mientras puedan.
De acuerdo con su autor, es capaz de localizar dónde se hizo una fotografía teniendo en cuenta la vegetación o la arquitectura. La versión beta lleva aproximadamente un mes disponible a través de la web. Después de subirla y procesarla en pocos segundos, devolverá la ubicación con coordenadas. El país y la ciudad suele acertar, con las coordenadas la precisión baja bastante, con unos kilómetros de diferencia. Finalmente, más abajo hay un mapa centrado en la posible localización y podemos clicar para verlo en Google maps.
Improbable Island es una aventura de texto de la vieja escuela que lleva en Internet y en constante desarrollo desde los tiempos del dial-up. Cuando algo se ha mantenido vivo durante tanto tiempo, puede ser una obra maestra pulida sin añadir nada innecesario, o puede ser un enorme caleidoscopio de engranajes entremezclados que salta sobre los novatos desprevenidos y se los traga enteros en su lío aceitoso y confuso. Adivina cual de las dos somos nosotros.
Los parámetros de entrada se modifican para que coincidan mejor con los datos empíricos sobre el desarrollo mundial. Se utiliza un método iterativo para calcular y optimizar diferentes conjuntos de parámetros. Este conjunto de parámetros mejorado da como resultado una simulación World3 que muestra el mismo modo de colapso en la próxima década que la ejecución estándar de LtG. El principal efecto de la actualización de la recalibración es elevar los picos de la mayoría de las variables y moverlos unos años hacia el futuro.
Awesome Privacy tiene el objetivo de mostrarnos cientos de aplicaciones y servicios que mantendrán nuestra privacidad en la red. Las alternativas que se proponen no recopilarán nuestra información con fines publicitarios o para venderla a terceros. Desde navegadores web, hasta servicios de almacenamiento, sistemas operativos, plataformas de streaming, juegos y un sinfín de otros elementos se pueden encontrar en la lista de Awesome Privacy creada por docenas de colaboradores independientes en Github.
A Schwarzenegger en su propio país le dieron cera por estas películas. Lo acusaron de fomentar la violencia. En su defensa, dijo que él había visto películas violentas toda su vida. Lo que pasó con Perseguido es que la película acabó en los tribunales. Había una versión anterior de la misma idea, francesa, de 1983, El precio del peligro, de Yves Boisset, de la que los americanos habían tomado no pocos préstamos. En su película, Boisset tenía un enfoque de izquierdas inequívoco y reconocido. Para reflejar la distopía se fue a rodar a Belgrado...
Nos escribieron desde CertificadoElectronico.es animándonos a probar su servicio gratuito de emisión de certificados digitales en 48 horas con identificación mediante vídeo y sin necesidad de instalar nada en tu ordenador, móvil o tablet. Y sin necesidad incluso de salir de casa. Como hoy en día no es que sea imprescindible pero sí facilita mucho la vida tener un certificado digital decidí probar el servicio sin decirles nada. Y he de decir que, al menos en mi caso, ha funcionado a la perfección.
De vez en cuando participo en un podcast de historia de unos amigos, colegas de carrera. Como no me dedico profesionalmente a la historia, ir allí de vez en cuando a hablar de algún tema que previamente he preparado es una forma de mantenerme en contacto con la disciplina que escogí estudiar y que amo. Como consecuencia, acabo ahondando en un tema y escribiendo un texto que utilizamos como base para construir el guion. Escogí, esta vez, hablar de la fundación de Israel y del Sionismo, debido a los recientes hechos. Subo aquí la primera parte, que es la que habla del Sionismo, por si alguien tiene interés. Introducción. Hay dos puntos clave, o importantes, que convergen sobre la creación del Estado de Israel. El primero es el sionismo, un movimiento nacionalista cultural; y el segundo es la Declaración Balfour; que es la que dota de una cierta legitimidad, muy cogida con pinzas, a la fundación de Israel. Es importante destacar que todos estos hechos se dan bastante tiempo antes de la Segunda Guerra Mundial. Existe un mito, una especie de creencia, que viene a justificar la creación del Estado de Israel como una consecuencia directa del Holocausto. Nada más lejos de la realidad, el Holocausto ha influido, pero ha sido más bien un catalizador y una gran bomba de humo tras la que ocultar unos hechos que vienen de bastante antes, y que, en realidad, hunden sus raíces en el imperialismo occidental, especialmente, el anglosajón. Sionismo Para entender el sionismo hay que separarlo de dos conceptos que suelen ligarse a él, por el interés propio de los sionistas, pero que en realidad, aunque están relacionados, no son lo mismo. Estos son: el judaísmo, y el semitismo. Los judíos son los creyentes de una religión, la hebrea, que es la religión madre del cristianismo, en todas sus vertientes, y del islam, en todas sus vertientes también. Es la primera de las tres grandes religiones abrahámicas. Por tanto, un judío no es miembro de una etnia específica, ni raza, si es que eso de las razas existe, que yo no lo contemplo. Una persona de cualquier país, de cualquier color de piel, con antepasados con una genética cualquiera, puede decidir convertirse al judaísmo y ser un judío. Un alienígena de seis ojos, cuatro brazos y dos estómagos, de un planeta lejano que entre en contacto con un rabino proselitista que tras haber sido abducido ha aprendido la lengua de sus secuestradores, puede acabar, también, convirtiéndose al judaísmo. Por otro lado, tenemos a los semitas. Los semitas son un grupo de pueblos que hablan una lengua semita y cuya cultura es, también, de origen semita. Actualmente, el concepto racial del semitismo es considerado pseudocientífico, como debe ser, por tanto, el parentesco es lingüístico y cultural, no existe una base étnica: son como los germánicos, o los latinos, grandes grupos de población con un origen lingüístico-cultural común. El origen de los semitas estaría en la zona de la península arábiga, más o menos. El nombre proviene de un pasaje de la Biblia, concretamente en el capítulo X del Génesis, donde se explica el parentesco de los pueblos desde un antepasado común: de Sem, que era hijo de Noé, descienden Aram, Asur y Eber: es decir, Arameos, Asirios y Hebreos, pero no únicamente estos tres: Babilonios, Sirios, Cananeos y Fenicios también eran pueblos semitas en la antigüedad. Los más conocidos hoy en día son árabes (hablantes de lenguas árabes), beduinos y hebreos. Es decir, son tan semitas los israelíes como los palestinos. Por tanto, se puede ser judío y semita, ser semita y no ser judío, o incluso se puede ser judío sin ser semita, dado que tu cultura y lengua materna puede ser otra pese a que profeses la religión judía. De la misma manera, un sionista normalmente será judío, aunque no tiene por qué, y un judío no tiene por qué ser sionista. Y es que el sionismo, lejos de todo el armazón mitológico del que se ha envuelto para autojustificarse, es más bien una ideología. El marxista judío Abraham León, decía que, como toda ideología, es el reflejo desfigurado de los intereses de una clase social. Yo añado que es un reflejo de carácter nacionalista y profundamente etnicocultural. El sionismo es, entonces, un constructo ideológico, con dos ramas, una política y una espiritual. La rama que más peso ha obtenido es la política, fundada por Theodor Helz, un periodista, dramaturgo, activista político y escritor austrohúngaro, judío obviamente, de finales del siglo XIX. Él escribió su libro “Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage” («El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía»), influenciado, en parte, por el caso Dreyfuss, acaecido en Francia. El sionismo surge, por tanto, a finales del XIX, coetáneo al nacimiento de los nacionalismos europeos. Hacemos un paréntesis para aclarar el tema de las naciones, que es bastante más sencillo de lo que parece, en mi opinión. Benedict Anderson lo define bastante bien en "Comunidades Imaginadas", cuyo título es bastante ilustrativo. Por resumir muy mucho: si puedes imaginar una nación de la que formes parte, existe. Antes del surgimiento de las naciones, existían otras comunidades que el ser humano podía imaginar, podía comprender: la tribu, la cristiandad, el condado... No hay un elemento natural, no existe una especie de ley que establezca qué es una nación o no. Es, básicamente, una comunidad de gente que se imagina a sí misma como miembros de una nación. Esa es la base. Evidentemente, existe un recorrido histórico que lleva al nacimiento de una nación. No se trata de que cuatro colegas nos juntemos en un bar del pueblo y decidamos establecer una nación. Hablamos de cientos de miles de personas que sienten que tienen algo en común, y ese consenso surge por un proceso histórico y, como no, enmarcado por la lucha de clases. La nación, a fin de cuentas, es generalmente creada por las élites. Partiendo de ahí, no es incompatible con que los judíos sientan que son una nación, incluso estando disgregados por el mundo. Si pueden concebirse a sí mismos como una comunidad específica disgregada por el mundo, nadie puede negarles el ser una nación. Ni a ellos, ni a los gitanos, ni a ningún otro caso similar. Sin embargo, esa concepción de la nación es un poco distinta de la que aplica el sionismo. El sionismo no surge cuando surge, ni dónde surge, por casualidad. Bebe, directamente, de un concepto de nacionalismo que aparece como respuesta al nacionalismo liberal, o nacionalismo de corte francés. El nacionalismo liberal, o ilustrado, constituye la nación en base a los ciudadanos, a la adhesión a unos valores específicos donde supuestamente no importa ni el color, ni el idioma. El nacionalismo cultural, sin embargo, surgido en la Europa central, constituye la nación con bases etnicoculturales (el orígen étnico y cultural es esencial para determinar la nación). De ahí beben muchas ideas como el nazismo. La verdad es que esto es bastante teórico, el nacionalismo francés toma una deriva igualmente cultural, la diferencia es que, lejos de unificar gente con la misma cultura, lo que hace es homogeneizar la cultura de los diferentes pueblos que se encuentran bajo el paraguas del estado. De todo esto derivará un concepto que triunfará a finales del XIX y que todavía arrastramos, pese a que es, en mi opinión, absurdo, como es el "Estado Nación", del que se derivan cantidad de conflictos identitarios en la actualidad. El Estado Nación básicamente, y muy resumido también, establece que una nación y su estado deben coincidir en el espacio geográfico. Es ahí dónde se empieza a manipular la historia para que existan una serie de mitos justificadores de la nación, y a su vez se empieza a expandir la educación en aras de uniformar a la sociedad culturalmente (sí, lingüísticamente también). Ahí es dónde se inventan los pueblos (como el pueblo español, por ejemplo), donde surgen los independentismos (un estado para un pueblo), etc. Por tanto, el sionismo surge en el centro de Europa (nacionalismo etnicocultural), y a finales del XIX (estados nación). De ahí que el sionismo busque una serie de mitos en el pasado histórico y religioso (la supuesta diáspora, la tierra prometida, etc.) para justificar dos cosas, la primera, la disgregación que padece su nación, pues en base al nacionalismo etnicocultural, son una nación; la segunda, el supuesto derecho a colonizar Palestina, pues una nación debe coincidir en el espacio geográfico con su estado. Volveremos a éste punto un poco más adelante. Me gustaría recalcar la idea de que una nación existe en tanto en cuanto sus miembros pueden imaginarla. Y no necesita un estado propio. Y un estado existe en tanto en cuanto sus instituciones son soportadas por una sociedad estratificada y posee la capacidad de controlar un espacio geográfico en el que mantener el monopolio de la violencia a través del cuál puede garantizar el cumplimiento de sus leyes con el fin de regular las relaciones entre clases sociales. Pero ese mismo estado puede abrigar bajo su paraguas a tantas naciones como quieran existir dentro de él sin que ambos conceptos entren necesariamente en conflicto. ¿Cuándo aparece el conflicto? Cuando se confunde nación con estado y se pretende hacer coincidir, por la fuerza, la cultura, la lengua y religión de todos los ciudadanos. Volviendo al tema, que me desvío: ¿Cómo llegamos al desarrollo del sionismo? Porque, es cierto, hemos aclarado el momento en el que surge, pero no de dónde salen estos judíos que construyen esta ideología, que, tal como hemos definido, debían tener también clases sociales. Los judíos, como otros pueblos, por ejemplo los gitanos, se constituyeron como pueblos clase, representando unas formas tempranas de capitalismo. Hablamos de una época en que el modelo de producción es precapitalista, y la compraventa y el préstamo de dinero es realizado al margen, generalmente por “extranjeros”: pueblos comerciantes, como los propios judíos. Pero el desarrollo del capitalismo cambiará esta realidad. Las bases materiales que sustentaban la existencia del pueblo clase judío se disuelven y estos acaban siendo asimilados por las pujantes sociedades capitalistas europeas en un proceso completamente desigual: será rápido y profundo en la Europa occidental, creando unas relaciones sociales capitalistas con una burguesía judía y en Europa Oriental será lento y más conflictivo. La clase burguesa judía en Europa, ligada al capitalismo occidental, estaba igual de interesada en mantener la Europa oriental en un atraso que les permitiese disponer de esta como un mercado semicolonial. Esto complicaría mucho su situación a lo largo del XIX debido a que, por un lado, el desarrollo capitalista en Europa occidental destruía su antiguo rol en Europa oriental, y por el otro, este mismo desarrollo no era capaz de asimilar a los grupos judíos ni de clase alta ni de clase media como había sucedido en la zona occidental del continente, marginalizado a las masas judías. Estos eran, mayoritariamente, artesanos y pequeños comerciantes, dispersos entre sí, y cuya cohesión se había perdido. Por otro lado, aunque la situación en Europa Occidental era, aparentemente, más favorable, al menos a las élites judías, existía también un fuerte sentimiento antisemita. Los judíos eran el chivo expiatorio a través del cual canalizar el creciente descontento social de la clase media europea. Esto es algo que no es exclusivo del siglo XIX, y que viene sucediendo desde antiguo. Los pogromos, que son ataques contra minorías y que no son únicamente exclusivos contra los judíos. La palabra viene de Rusia, y se empieza a acuñar en el siglo XIX, pero este tipo de asaltos ya se daban en la edad media. Por lo general, parece que se utiliza a la minoría como chivo expiatorio del malestar generalizado. Hay casos en los que los pogromos se dan como consecuencia de un favorecimiento del estado a una minoría. Por ejemplo, en Palestina, se dio uno en 1834, cuando la población judía era menos de un 10%, en el contexto de una rebelión contra las autoridades egipcias, que, desde 1831 hasta 1840 dominaron la zona. Los egipcios establecieron nuevas leyes, que grababan a los palestinos con más impuestos y los obligaban a formar parte de las milicias. Los judíos y los cristianos quedaron exentos. En mitad de la revuelta, se saquearon los barrios judíos de Safed. Yo considero que cada pogromo debe ser estudiado en su propio contexto ya que lo que puede estimular su aparición son causas distintas en cada caso, pese a que las víctimas acaben siendo las mismas: las minorías. En cualquier caso, nos encontramos en un momento peliagudo para la minoría judía en el siglo XIX, uno de tantos que habían vivido. Ser parte de una minoría étnica, o cultural, siempre implica ciertas desventajas, pero en esta ocasión, como ya hemos señalado, el lugar de esta minoría judía en la sociedad había desaparecido, y a su vez, afloraron sentimientos antisemitas. En este contexto, en 1897 se da el congreso fundacional de la Organización Sionista Internacional, en el que Theodor Herzl, principal referente, afirmó el propósito de crear un hogar nacional para el pueblo judío. En un primer momento, esto no tuvo mucho apoyo de los propios judíos. Sin embargo, los pioneros en la ocupación del territorio palestino fueron esos pequeños comerciantes y artesanos de Europa Oriental cuya desesperación era patente. A principios del XX, la mayor parte de la élite judía se decantaba por el asimilacionismo. Estaban alejados de la idea de crear un estado propio, aunque no veían con malos ojos que las masas judías empobrecidas y desesperadas emigraran de Europa a Medio Oriente, creyendo que de esa forma, la ola antisemita en Europa se aliviaría. Adicionalmente, esto ayudaría a que parte de la población judía se alejara de las corrientes revolucionarias que se movían por Europa (y a las que los judías aportaron mucho con personajes como Marx o Rosa Luxemburgo, por poner dos ejemplos). Sin embargo, a partir de la ligazón con el imperialismo inglés, crecerá el apoyo a los planes sionistas por parte de esta burguesía. Basándose en el principio de la soberanía nacional, según el cuál la nación es la única base legítima para el Estado, y la idea de los estados nación en que la nación debe coincidir con las fronteras del estado, el sionismo necesita justificar la existencia del “pueblo judío”. Para ello, como cualquier otro nacionalismo, requiere de un relato autojustificador. Y como siempre pasa en estos casos, cuando se construye el susodicho relato se seleccionan los mitos que más convienen. En este caso, los más importantes son:
Corto vídeo que muestra algunos extractos de una nueva entrevista de Piers Morgan al cómico egipcio Youssef Bassem donde responde con elocuencia a las falsas premisas sionistas que han calado en Occidente.
El libro de Rushkoff, ‘La supervivencia de los más ricos. Fantasías escapistas de los milmillonarios tecnológicos’, es un análisis social que pone frente al espejo a esos millonarios y las consecuencias de sus creaciones en el medio ambiente, la sociedad actual y nuestro futuro como especie. La Mentalidad es un camino de no retorno, por lo que estos millonarios tecnológicos cree que la única alternativa es huir, o rediseñar un nuevo mundo a su antojo ante el inminente colapso ecológico, social y político que la propia Mentalidad va generando.
Bibliografía sobre anarquismo elaborada por Ruth Kinna desglosada por temas y fuentes con enlaces disponibles para el contenido digital. Incluye una gran cantidad de documentos históricos, así como publicaciones académicas.
Graeber antropólogo y activista anarquista, fallecido recientemente y Wengrow, catedrático de arqueología nos ofrecen una nueva versión de la historia que no acepta lo que nos han enseñado sobre la evolución social, el desarrollo de las ciudades, los orígenes del estado y la desigualdad. Las tesis imperantes, las de Francis Fukuyama, Steven Pinker o Yuval Noah Harari no están respaldadas por evidencias arqueológicas, sino que se deben a los dogmas heredados del siglo de las luces. La evolución de la humanidad no es la del paso de sociedades
Desarrollado por la compañía Dynamix y publicado por Electronic Arts en 1989 para Commodore 64, Project Firestart es un primigenio videojuego de aventura de terror espacial que, a pesar de ser un pequeño fracaso comercial en la época, se convirtió poco tiempo después en un juego de culto.
Semana Verde la UMA. Ciclo de Encuentros: "Transiciones Ecosociales Justas en un Planeta Finito"
Conferencia: "El Futuro de la Energía". Antonio Turiel.
Salón de Actos Rectorado Universidad de Málaga 23/10/2023
La ciencia ficción tiene casi tantas obras como mundos y casi tantos mundos como sociedades. La amplitud del género para abarcar desde grupos humanos que viven ocultos de las máquinas bajo tierra (como en Matrix) hasta planetas en los que conviven multitud de especies alienígenas en armonía —o semi armonía— (como en Star Wars), pasando por ciudades que aglomeran tecnologías futuristas sobre elementos contemporáneos (como en Blade Runner), condiciona la construcción de los ficciomundos.
Habitualmente se piensa en la Ciencia ficción como un género que sirve para analizar el presente. Yo suelo bromear al respecto —así que lo digo muy en serio— diciendo que dentro de aquella hay una temática que ya ha adquirido el rango de costumbrista: el Ciberpunk. Aunque en el ámbito anglosajón se la define en ocasiones como high tech-low life (“alta tecnología-bajo nivel de vida”) veamos con algo más de profundidad algunos de los rasgos (...) me gustaría detenerme en algunas obras de enorme relevancia (...) no tan conocidas
Gamarra afirma que el partido convocará un “gran acto” en la capital el fin de semana del 23 y 24 de septiembre después de que Aznar pidiera una movilización ciudadana por las negocaciones entre el PSOE y los independentistas.
Un centro de datos ubicado en Kosovo es una excelente opción para alojar contenido resistente a la censura y la influencia del gobierno, independientemente de si es legal en la ubicación del operador o no. Se debe al hecho de que Kosovo no es reconocido por muchos países, lo que puede proporcionar una capa adicional de protección contra los actores estatales que pueden intentar censurar o atacar dicho contenido, ya que simplemente no hay forma de hacer cumplir las leyes o incluso contactar al gobierno de Kosovo sin causar problemas legales.
Resulta curioso que un acto tan deleznable como es la piratería haya conseguido instalarse en la cultura popular como una figura heroica que goza de todas las simpatías del público (...) A primera vista uno podría pensar que los grandes culpables de esto son sin duda alguna la literatura y el cine (...) pero tampoco debemos perder de vista que determinados países intentaron dulcificar la figura del pirata, dado que su figura fue empleada en muchas ocasiones de forma más o menos extraoficial como arma contra los navíos de potencias enemigas
El 26 de mayo de 1978, hace 45 años, el entonces canciller federal alemán, Helmut Schmidt, publicó un artículo en el semanario Die Zeit 220828-Medien-Plaedoyer-fuer-einen-fernsehfreien-Tag-ZEIT-ONLINE.pdf (nachdenkseiten.de) que llevaba por título “Alegato por un día sin televisión”. Hoy su lectura produce vértigo. Schmidt fue un canciller de la derecha socialdemócrata, el hombre del establishment que participó en la operación de derribo de su predecesor, Willy Brandt, hombre de izquierdas, éste sí, que quería cambiar las cosas y se granjeó...
Vi el reportaje que le dedicó Mamen Mendizábal a la huelga de controladores aéreos del año 2010, la del puente de la Inmaculada que activó el estado de alarma después de dejar a miles de personas tiradas en los aeropuertos. Es espléndido. Bien contado, mejor resuelto. Quizá en otro país el tema diera para una gran película en la que triunfan los malos sirviéndose del catastrófico refrán que asegura que las apariencias engañan. Pero lo que nadaba por el fondo de su limpia narración no dejaba de ser aterrador —por cómico que pueda ser...