A Josep Borrell le gustan las metáforas. El problema es que pueden convertirse en un campo de minas para el jefe de una diplomacia que supuestamente tiene que mantener las vías de comunicación abiertas con el mayor número posible de gobiernos del mundo. Eso obliga en primer lugar a no ofenderlos ni a considerarlos una amenaza para la prosperidad de Europa. Tampoco conviene utilizar un lenguaje que recuerde al colonialismo del pasado o a los partidos ultraderechistas del presente. Pues eso es lo que Borrell ha venido haciendo estas semanas.

Durante años se ha creído que la colonoscopia, la prueba habitual para detectar el cáncer colorrectal, era casi infalible. Lo mejor, se dice, es hacerse una colonoscopia y, en su caso, quitarse cualquier pólipo precanceroso que se detecte: así, casi seguro que el paciente no sufrirá cáncer de colon. Ahora, un nuevo estudio publicado en el New England Journal of Medicine sugiere que los beneficios de las colonoscopias para la detección del cáncer pueden estar sobreestimados.

Ciudadanos, el partido que se dice «liberal» y que se encuentra en pleno hundimiento en las encuestas trata a la desesperada de fidelizar a su principal electorado (en la franja de entre 25 y 44 años) y consolidarse como una suerte de partido de los españoles de derechas de mediana edad. La formación de Inés Arrimadas es la que más fervientemente ha rechazado la subida del 8,5% de la cuantía de las pensiones aprobada por el Gobierno e incluida en los Presupuestos de 2023.

Dunga no es una excepción: el excepcional, hoy, sería Sócrates -que falleció en 2011-. Ya en la anterior campaña electoral brasileña, y nuevamente en la última, Bolsonaro ha recibido el apoyo de una miríada de grandes futbolistas de aquel país, tanto en activo -caso de Neymar- como retirados, caso de Ronaldinho, Romário o Rivaldo. Lo de Neymar parece claro: pidiendo el sufragio para el candidato fascista paga el favor de que la justicia brasileña rehusara procesarlo por evasión fiscal.

Social Drive es una popular aplicación de aviso de radares e incidencias de tráfico. «Está jugando con las lagunas de autoría y con la dificultad de descubrir quién es el autor original de los vídeos. Lo reprobable es su marca de agua, porque los vídeos no son suyos. Son prácticas de 'marketing' poco éticas, los medios deben ser conscientes de que están haciendo publicidad encubierta», explica a este diario Mariluz Congosto, investigadora y profesora en la Universidad Carlos III y especialista en rastreo de contenidos en internet.