Dunga no es una excepción: el excepcional, hoy, sería Sócrates -que falleció en 2011-. Ya en la anterior campaña electoral brasileña, y nuevamente en la última, Bolsonaro ha recibido el apoyo de una miríada de grandes futbolistas de aquel país, tanto en activo -caso de Neymar- como retirados, caso de Ronaldinho, Romário o Rivaldo. Lo de Neymar parece claro: pidiendo el sufragio para el candidato fascista paga el favor de que la justicia brasileña rehusara procesarlo por evasión fiscal.
Comentarios
Hombre, Sócrates también era excepcional en su época. Un tipo que se iba a jugar a Italia para poder leer a Gramsci en su lengua nunca ha sido lo más común en el mundo del fútbol.
Futbolistas
descerebradosfachas. Qué novedad.Millonarios protegiendo a la clase burguesa, simple y evidente. Luego están los obreros que votan a la burguesía que de simple tienen la mente
