Hace 7 años | Por festuc a elcritic.cat
Publicado hace 7 años por festuc a elcritic.cat

Esto es una carta de como los hombres usamos el machismo en nuestro fabor y como debemos sacarnos de encima estos tics machistas que nos perpetuan en la sociedad patriarcal. Nosotros dice el autor que tambien tenemos trabajo en el feminismo para tener una socidedad mas justa. Traduccion automática de google en #1

Comentarios

BodyOfCrime

#2 Calva!

Azucena1980

#11 No, de preciosa melena rubia al viento

BodyOfCrime

#12 Pues te olera el aliento

Azucena1980

#14 No, desprendo un suave olor que enamora. Y mis pedetes huelen a nenuco.

D

¡Por fabor!

Azucena1980

#3 Por babor, mi capitán

D

El autor haría bien en cortarse el pene y los testículos, que son la fuente de todo su mal.
Los eunucos eran excelentes sirvientes una vez eliminada la odiosa testosterona que les infectaba

BodyOfCrime

#10 Si lo hace le voto para los Premios Darwin

D

Soy pagafantas.

drocab2012

Fabor, eso es una marca de electrodomésticos, no?

T

#0 Que sí, que eres machista. Yo también, por ley. Lo dice la LVG. Pero revisa las faltas: fabor, socidedad, en la entradilla.

A

Que se cambie de sexo y deje de dar el coñazo.
¡Qué machista soy! He dicho coñazo.

festuc

Esto es una carta dirigida a los hombres, amigos, colegas, conocidos:

Soy machista cuando siento un chiste o una broma machista de los colegas haciendo una cerveza y dibujo una media sonrisa (a veces incluso una sonrisa entero). Soy machista cuando un coche me hace una mala jugada e intento adelantarlo para ver si es una mujer o un hombre. Soy machista cuando en una cena o una comida familiar veo que las mujeres se levantan a retirar platos y tengo un ataque de pereza y me quedo charlando (con los hombres). Soy machista cuando quiero tener hijos y no pienso ni un segundo en cómo esto afectará mi carrera profesional.

Contribuyo al machismo cuando hago un artículo para CRÍTICO y sólo cito hombres supuestamente intelectuales, expertos y brillantes. Contribuyo al machismo cuando acepto ir a una tertulia en la televisión o la radio, y sólo hay hombres -o sólo una mujer para cumplir la cuota o como una muestra más de 'purple washing'- explicando el mundo. Contribuyo al machismo cuando veo un comportamiento, mirada o comentario machista en el metro, en el bar o en el trabajo, y miro hacia otro lado como si no viera nada.

Pensaba en todo esto esta semana después de ver como chicas de mi generación, como la concejala de la CUP en Barcelona Maria Rovira o directora de Trabajo, revista de Iniciativa por Cataluña, Julia Brosa, explicaban casos de agresiones sexuales. Estos dos casos no son hechos lejanos, de un mundo ajeno al nuestro donde, ya se sabe, el machismo es un mal y bla, bla, bla, y donde las víctimas no son mujeres sin nombre en desiertos lejanos, sino casos bien cercanos , que agreden chicas que yo conozco y que pasan al lado de casa. Pero lo que es importante es que las agresiones sexuales afectan a las mujeres -que yo conozca o que no, esto es igualmente en todas partes. En 2015 se denunciaron a los Mossos 679 agresiones sexuales -una cada trece horas- y 766 abusos sexuales -uno cada once horas-, según publicaba el diario Ara. De hecho, como mínimo, una de cada diez mujeres europeas (11%) de más de 15 años ha sufrido violencia sexual, según la última encuesta sobre violencia de género de la Agencia de la Unión Europea de Derechos Fundamentales.

Vea este vídeo, sobre todo si sois hombres.



Testimoniales o ha pensado que una chica era una puta, una "zorra", una calientabraguetas? Has hecho alguna bromita machista sólo para reír un poco, no? Ha intentado impresionar a los amigos explicando detalles sobre cómo atar en la discoteca? ¿Se ha cabreado con una chica para que prefirió no irse a la cama con vosotros ese día de borrachera? Eres padre de una niña y has dicho alguna vez: "no la pienso dejar salir de casa cuando tenga 16 años porque ya sé cómo somos los tíos"?

Debemos romper la cadena del machismo. De la bromita machista hasta la publicidad sexista. De intentar meter mano a las chicas a pesar de que nos dijeran mil veces que 'no' hasta la violación. Todos los hombres, cuando hacemos un comentario sexual abusivo y machista, pensamos: "Sólo era una broma! No se ponga así! No hay que ser tan dramáticos ". Ponemos el automático. Tenemos una gran capacidad negadora. Pero todo el engranaje forma parte de una cadena de machismos.

Un 54% de los hombres piensan que la violencia machista disminuirá durante los próximos años, mientras que el 71% de las mujeres, que son las víctimas, piensan que la cosa seguirá igual o aumentará, según datos de la encuesta sobre violencia machista de la Generalidad de Cataluña (hecha en 2010). Los asesinatos de mujeres continúan. Las agresiones sexuales se eternizan. No se vislumbra que la violencia hacia las mujeres lleve camino de extinguirse a corto plazo, por lo que necesitamos como mínimo una toma de conciencia generalizada -y no sólo de conciencia- por parte de los hombres respecto.

Aumentará o disminuirá la violencia machista?

percepcion-evolución-violencai

Las impulsoras del Observatorio IQ, Maria Freixenet y María de la Fuente, explican en el blog Feminismo Crítico que la violencia machista no es un problema individual. "No es una desviación. Es una norma, reproducida una y mil veces, y manifestada esta vez de la forma más extrema e inapelable. Y la atención social, política y legal debe estar a la altura. La permisividad, la inacción, la incomprensión, es el aceite en la lámpara de futuras violencias ". Las compañeras del blog Feminismo Crítico me han enseñado muchas cosas este último año, gracias a sus artículos, que yo no sabía o de las que yo no era lo suficientemente consciente. Ahora soy más consciente de que las mujeres, sobre todo madres, no pueden disfrutar, descansar y relajarse tanto durante las vacaciones como nosotros. Soy más consciente de que el género, según la mayoría de estudios o informes, puede marcar el rendimiento escolar. Soy más consciente de que transformar el cuerpo de la mujer en un objeto a la publicidad, el cine o los medios de comunicación es de una violencia simbólica feroz.

El politólogo Carlos A. Foguet, en un artículo titulado 'Soy machista' que ha inspirado mi texto, insistía en la misma idea: los hombres tenemos privilegios que ni nos damos cuenta de que son privilegios. En Foguet decía: "Formo parte, sin haberlo elegido, de un buen número de colectivos privilegiados: soy hombre, sí, pero también soy blanco, heterosexual, adulto-joven, sin discapacidades y vivo en un entorno urbano del mundo occidental. Cuando salgo ganando o creo que me merezco estas posiciones de privilegio o ni siquiera me doy cuenta que las tengo. Y tan dramática y equivocada es una perspectiva como la otra. Y cualquiera de las dos nos impedirá hacer algo que es absolutamente necesaria y urgente: dejar de abusar de nuestra posición de superioridad ".

Nos faltan gafas lilas. No lo vemos. Nos creemos tan buenos que creemos que tenemos la mayoría de espacios de poder en las empresas, en la política, en la universidad, en la fábrica, porque somos los mejores. Como decía Foguet, "porque el machismo, quieras o no quieras, cuesta tanto de quitárselo de encima como el olor de tabaco, que se te pega tanto si eres fumador o no. Quizás he tardado tanto en darme cuenta porque he crecido en un mundo diseñado por hombres y para hombres en el que nos podemos sentir muy cómodos. Aceptamos normas, valores y comportamientos sin darnos cuenta en y nos hemos creído tanto que son neutrales que ni los cuestionamos ".

Por cierto, la izquierda no se libra del machismo y el 'mansplaining'. Una anécdota de este verano: un grupo de hombres y mujeres, éramos parejas, todos con una altísima formación universitaria con másters y doctorados, todos muy comprometidos políticamente y todos muy de izquierdas, tuvimos una larga conversación sobre política, elecciones en España, periodismo, situación económica y mil cosas muy importantes, hasta las 4 de la madrugada entre copas de vino y cubatas de ron. Prácticamente, sólo hablamos los hombres. Yo, os lo prometo, en el momento, ni me di cuenta.

Los hombres tenemos un problema con la masculinidad. No queremos reconocer que existe una norma social establecida que nos puede llegar a apretar pero que sobre todo nos beneficia. Freixenet y De la Fuente, en un artículo titulado 'La masculinidad entra en crisis (peligrosamente)', lo explican de una manera clara y contundente: "Este sistema de organización dibuja el hombre ideal (un ideal imposible de cumplir) como un ser libre y egoísta (centrado en sí mismo), aislado (no tiene dependencias, no necesita nadie, es autosuficiente), racional, emprendedor y competitivo. Un hombre siempre fuerte, un hombre que no llora, que no deja aflorar los sentimientos, que no se puede permitir ser sensible. Es un hombre dedicado a cosas importantes, al trabajo, a la política, a la ciencia. Un hombre que mantiene una familia y que la gestiona con orden y mano dura cuando es necesario, y sin dar explicaciones a nadie. Un hombre duro y posesivo, oprimente para las mujeres, un hombre arriesgado, y si es necesario, violento ". Obviamente, los hombres no deberíamos hacernos las víctimas. "No, el feminismo no es que los hombres puedan llorar", dice un texto de AlbaMetafora en la revista digital Locas del cono. Ni hablar! Somos los principales beneficiados de este sistema social, económico y cultural. Pero tenemos que romper con este modelo de identidad masculina y, como mínimo, no trasladarlo a nuestros hijos, hermanos o amigos.

Hombres, amigos, colegas, conocidos ... Pongámonos las pilas ya! Para empezar: renunciamos a nuestros privilegios y rompemos la cadena de machismos.

PD: Soy machista, sí, y llevo sufriendo todo el día por si este artículo también lo es, o por si he dicho algo machista sin darme cuenta, o por si el artículo es puro mansplaining.

D

#1 Ves a pastar fang.