Justo antes de morir de tuberculosis a los 44 años, Antón Chéjov tomó una copa de champán y le dijo a su mujer, la actriz alemana Olga Knipper, "Ich sterbe" –es decir, "me muero" en alemán–. Cuando Knipper fue a colocarle hielo en el pecho para bajarle la fiebre, Chéjov se lo impidió aduciendo que "no se pone hielo en un corazón vacío". Y así, la calurosa noche del 15 de julio de 1904 murió, prematura y dramáticamente. Una muerte joven y una vida dura y casi siempre estrangulada por las carencias afectivas y económicas.
Comentarios
Uno de los mejores navegantes de la Enterprise.
#6 El chico apuntaba maneras decían... Eso sí, mucho cerebro pero anda que no tuvo que practicar para que la Enterprise le reconociera los comandos por voz!
Tanto jugar con armas…
Ahora en serio, interesante artículo
Aunque pasa lo de siempre, no le pasan el corrector... ¿Qué será "abrobar"? Esos errores de mecanografía se destacan cuando se pasa el corrector...
#3 Es una pena lo de las faltas -hay más-. Sin embargo no le quita mérito.
La Dama del Perrito es uno de los mejores relatos que he leído. Este hombre describía y creaba humanos, tal cual. Está casi a la par que Dostoievski en cuanto a profundidad y sentimientos. Recomendable al 100%.
Muy buen artículo, no conocía a este autor.
#1 ¿No conocias a Chejov? Imperdonable, así va España.
#7 Jaja, no se puede conocer todo en esta vida, y menos en cuanto a literatura se refiere (ojalá). #8 Me lo apunto, hay alguna recopilación?
#10 Sí, varias recopilaciones de relatos, yo me los bajé en el Kindle
#1 Sus relatos cortos son una maravilla, aunque su teatro me resultó bastante aburrido.
Ideal para conocer la sociedad rusa de finales del XIX.
Como dice el mantra actual, haberse esforzado más.
Uno de los grandes de la literatura rusa...